Suan (Atlántico).

Domingo 7 de febrero de 2016

En varias oportunidades he venido a Suan, una vez desde Calamar y ahora desde Barranquilla en plenas fiestas carnestoléndicas.

IP
Iglesia parroquial de Suan.

Sobre el pavimento había como diez personas esperando bus. Me dijeron que hacía rato no pasaba transporte hacia Calamar. Entonces yo les comenté que echaría dedo, a ver si alguien me recogía. Comencé a alejarme de ellos y a ponerle la mano a cuanto carro pasaba en dirección a Suan.

Y la que menos esperé, se detuvo: una tracto mula Kenworth gigante, cargada con bultos de un material que en conjunto pesa 35 toneladas. El conductor como de mi edad, más bien serio pero formal. Lástima que no quiso que le tomara una foto en medio del tablero con muchos reelojes, la cabrilla grande y el espaldar.

CP
Casa patrimonial esquinera.

Apenas me subí con dificultad a esa cabina tan alta, sentí un alivio brusco: allí el aire acondicionado producía un ambiente muy confortable y diferente al calor intenso de la carretera.

Lástima que el recorrido en tracto-camión fue de solo diez kilómetros hasta la entrada a Suan. Me encantó este suceso imprevisto y trataba de imaginarme qué pensarían las personas que dejé atrás esperando transporte, quienes seguramente no creyeron que un carro de estos me fuera a recoger.

SA
Edificio sede de la Alcaldía.

Aquí en Suan sí se siente el Carnaval. En las calles arborizadas saludo familias reunidas o gente emparrandada afuera, escuchando música festiva. Es común ver a los miembros mayores de las familias, conversando en la terraza, sentados en sillas mecedoras o de tiras plásticas.

Luego de una mañana tan ajetreada, necesitaba urgente comer fruta. Y la encontré precisa, en la frutera Castalia. Por $1.500 me vendieron una piña pequeña, que pelé con el cuchillo de la tienda y devoré con mucho gusto.

LF
Lugareño disfrutando de las fiestas.

Lo que me extrañó fue que, a diez personas diferentes a las cuales les ofrecí para que cogieran un cuadrito de piña, ninguna quiso compartir conmigo esa dulzura. Qué raro. A veces pienso que para eso de entrar tan rápidamente en confianza, los costeños no son buenos.  Así que, resulté comiéndomela toda.

Luego fotografié a un lugareño con varios rones en la cabeza que se deleitaba bailando frente a un inmenso pick up. La música inundaba toda la calle, casi hasta la carretera troncal.

En seguida me complacieron con ‘Cantando’, de Diomédez Díaz. Nunca había escuchado mi canción favorita a tan alto volumen. ¡Genial!

Por $5.000 contraté un bici-taxista que me llevó por los puntos más importantes del pueblo.

GV
Al lado de un gran personaje en Suan.

La iglesia de diseño colonial, sencilla, pero bien. Lástima que estaba cerrada. Y frente al templo terminan de remodelar el parque y el pasaje peatonal que hay al frente.

A Simón Bolívar lo bajaron del pedestal donde se sentía tan bien, para cambiarlo de lugar. Aproveché que semejante personaje se encontraba al mismo nivel mío, para fotografiarme a su lado. El Libertador no me hizo buena cara, peor pa’ él.

También enfoqué la Biblioteca, la Alcaldía y algunas calles, muchas con separador y todas con sombra de árboles adultos.

JB
Juego de Bingo con piedritas.

En otro sector, personas mayores y jóvenes jugaban Bingo. Lo más hermoso era que tapaban los números ya sorteados, con piedritas de las más redondas, que encontraban en la calle.

La sorpresa para mí fue cuando mi conductor me llevó a ‘El Puerto’, el sitio hasta donde llegan las embarcaciones que atraviesan el río Magdalena, para trasladarse de San Antonio del Cerro (Magdalena) a Suan.

Y sí, al otro lado del gran río se observa la iglesia amarilla con dos torres, del municipio magdalenense de El Cerro.

SA
Al otro lado del río se ve El Cerro San Antonio.

Mañana por la tarde debo regresar a Suan para recorrer ese otro pueblo. Este sitio me recuerda el puerto que hay también en Sabanagrande, frente a Pueblo Nuevo.

BC
Niños de paseo en bici-camioneta.

Y la otra sorpresa muy tierna y encantadora, fue cuando llegó en una ‘camioneta-bici-taxi’, un señor de edad como con doce niños pequeños que disfrutaron mucho cuando los fotografié y luego viéndose en la pantalla de mi cámara.

Unos negritos, otros blanquitos, unos adelante, otros atrás en una canasta plástica, unos gorditos otros cari menuditos, pero todos muy bellos y alegres.  El hombre que los traía les entonaba canticos religiosos que ellos acompañaban con las palmas. Qué encuentro tan emocionante.

Por último, el bici-taxista, me dejó donde termina el camellón, justo al paso de la troncal, donde construyeron las cuatro letras con el nombre del pueblo, en un diseño de verdad atractivo. En la venida anterior apenas lo estaban elaborando, hoy lo encuentro terminado.

LS
Letras de Suan en construcción.

El alcalde de Suan hasta el 2019 es el señor Rodolfo Pacheco Pacheco.

En este municipio viven unos diez mil suaneros, casi todos en el casco urbano. El nombre del municipio se debe a un árbol que abundaba en la región.

Bueno solo me quedó faltando conocer el Estadio Victor Danilo Pacheco. Ya son las 5:30 de la tarde, a pié salí hasta la vía para abordar por $7.000, un bus que me llevará a Barranquilla en dos horas.

Excelente la jornada de hoy. La disfruté como nunca.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

3 comentarios en «Suan (Atlántico).»

  • el 7 julio, 2021 a las 7:43 pm
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    Excelente relato..Estoy preparando un taller para este municipio.. Genial como pintó una imagen de un territorio, que debo conocer!

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  • el 15 enero, 2022 a las 11:52 am
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    Que genial este municipio, se ve que disfrutan mucho por allá. Con respecto a las paradas, creo que acá en la costa no se acostumbra a hacer auto-stop, por eso no veía que la gente hiciese lo mismo que usted.

    Respuesta

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