Yopal, Casanare

Miércoles 24 de octubre de 2012. A las cuatro y media de la tarde abordé en Pajarito (Boyacá), una super carry de las nuevas, que va para mi destino y que conduce un empleado de Zetatec, la empresa china que asumió en Colombia, todos los trabajos que hacía la extinta empresa Telecom. Esta empresa tiene 500 carros para desplazar a obreros y supervisores por todo el país. Otra compañía competidora de Zetatec, tiene incluso 60 camionetas Nissan  Frontier, que a veces pasan desapercibidas para cualquier ciudadano corriente. Para que vea, no se entera uno de estas firmas tan grandes y con sede en un país tan lejano. Definitivamente hoy en el mundo, no existen fronteras comerciales.

Estas transnacionales, controlan al centímetro a sus empleados.  Por medio del celular de fabricación china y el GPS que dispone la camioneta, el jefe se da cuenta de todos los movimientos de los subordinados, a qué velocidad viajan, dónde se encuentran exactamente y demás información. Sin embargo, a mi amigo también le toca escribir informes y debe estar disponible las 24 horas de los siete días de la semana.

Además, mi conductor, desde hace años negocia con celdas para energía solar, de las buenas que instaló Telecóm hace años y que fueron recogidas en su totalidad. Son las mejores, porque poseen doble vidrio, por lo cual son menos susceptibles a quebrarse, incluso con la deposición de un pájaro. Esas celdas sirven para alimentar luces nocturnas, cargar celulares o mantener encendido un radio. En los sitios apartados de los llanos, son una tecnología bastante útil y económica a largo plazo.

El alcalde de Yopal hasta el 2015 es el señor Wilman Enrique Celemín Cáceres. Este municipio tiene en total 115.000 habitantes.

C. C. Gran Plaza Alcaraván.
C. C. Gran Plaza Alcaraván.

Entre Pajarito y Aguazul, la carretera ya es más plana, con mejor pavimento y una vegetación muy bella, a uno y otro lado de la vía.  Nos encontramos muchos camiones que llevan ganado,  los cuales a veces tienen que detenerse, para aplicarle el tábano a alguna res que se ha quedado tendida en el piso y corre el riesgo de encalambrarse o ser pisada por los otros animales.

Pronto llegamos al Centro de Producción de Fluidos: TPF, de Cupiagua, y allí vi la primera tea ardiente en la cual se queman los gases sobrantes de un pozo petrolero.  Ya por este sector mi conductor y yo nos conocíamos algo, pues él es una persona muy expresiva, chistosa, mamagallista y bastante abierta. Me contó lo que yo suponía: tiene cuatro hijos de igual número de mujeres distintas y con la actual ha tenido siete esposas. Claro, a las damas les encanta el hombre que las hace reír y tiene mucho dominio de sí. Total que yo también disfruté mucho del viaje, aunque a veces mi amigo le apretaba demasiado el acelerador a la camioneta. Así que a las 5:40 estuvimos en Yopal, mucho antes de lo que Leonel suponía que iba a llegar.

En Yopal no hay moto taxis, a pesar de ser un pueblo plano y de clima caliente. Así que en la 24 tomé un taxi hasta el Hotel Capital, en donde me esperaba Leonel, el profesor amigo mío. La carrera mínima cuesta $4.000. Mi anfitrión me acompañó a reservar, por $25.000, la habitación 203, que resultó muy buena por amplia y con mesa y asiento para mis escritos.

Luego salimos a recorrer parte del centro de Yopal. Ya está oscuro y precisamente el parque principal no es muy iluminado, así que dejé ese sitio para conocerlo mañana mientras Leonel está dictando sus clases. Y lo que más me interesa ver allí, son los árboles de yopo, de los cuales quedan algunos pocos y son los que le dan el nombre a esta capital de departamento. Yopal nació en el morro, pero más tarde la población se concentró aquí donde antiguamente había un cultivo de yopos.

Por supuesto que en Yopal hay muchas motos, en cada semáforo se aglutinan para luego hacer el pique, apenas cambia a verde. Esta parte es la de mayor número de almacenes, de ropa, calzado y celulares. Yopal es toda una ciudad, solo que parece costosa, pues la explotación petrolera que abunda en todo el Casanare, genera mucha riqueza y el poder de compra de los yopalenses es alto. Por esa misma razón, poco se ven indigentes y es difícil encontrar un producto que cueste menos de mil pesos. Y, como si fuera poco, parece que el transporte público se ha organizado de tal manera que los lugareños tengan que tomar taxi para ir a muchos sitios claves, como el Hospital, el Aeropuerto o el Terminal de Transportes. Parece  como si los propietarios de las flotas de taxis, tuvieran gran influencia en el gobierno de la ciudad.

En la carrera 19 8-80, nos sentamos Leo y yo a cenar con super empanadas de fábrica. Leo quería invitarme a un asado, pero yo no debo comer por la noche alimentos tan pesados. Entonces empanadas de  pollo, yuca y carne, fueron nuestra merienda. Y de verdad que estaban buenas y bastante grandes. Para rematar, me comí un pudín de gelatina arco iris, a manera de postre.

De paso hacia el Hotel, pasamos por ‘La calle de las puñaladas’, una vía en donde hace años habían  muchas cantinas. Allí llegaban los campesinos que bajaban a mercar los fines de semana, se tomaban sus chichas y al final terminaban peleando. Los llamaban los chicheros y en aquella época, a falta de armas de fuego, lo que primaba eran las armas blancas.

También atravesamos el espacio amplio y verde frente a la Administración Municipal. Se llama el parque de El Resurgimiento, pero todo el mundo lo conoce como el parque de la Alcaldía. En el período anterior, Yopal tuvo una buena administración presidida por la alcaldesa Fernanda Salcedo. Este parque y la Tríada que queda a continuación, fueron sus obras bandera. El parque de la Alcaldía  vale la pena recorrerlo con detenimiento mañana a la luz del día.  Lo mismo la Biblioteca llamada La Tríada, porque es Biblioteca, Auditorio y centro de reuniones para la comunidad.

La Tríada
La Tríada

Más abajo pasamos por el Parque de la Estancia, donde antes quedaba el Terminal de Transportes que, gracias a Dios, fue demolido para construir a cambio un parque. El nombre se debe a una de las primeras tiendas que hubo en Yopal y que se llamaba: La Estancia. Otro parque, este sí lineal, es el Caño Seco. El antiguo caudal que corría por esa ruta, fue canalizado y encima se construyó el parque.

Las calles de Yopal tienen sus particularidades. Muchas tienen separador, y son suficientemente amplias, pues Yopal es una ciudad reciente que, desde sus inicios,  tuvo una buena planeación. Y hay avenidas de dos carriles y sardinel que no son de doble sentido, sino que en ambas, el tráfico fluye en la misma dirección. Parece ilógico, pero así es.

La administración actual está en mora de realizar una obra prioritaria. Ocurre que por el invierno del año pasado, un derrumbe, visible desde las calles de Yopal, se llevó por delante las instalaciones del Acueducto Municipal. Aún no se ha hecho la reparación correspondiente. Por eso el agua que se toma ahora en la capital del Casanare, no es potable, pues el acueducto se surte directamente de la quebrada que lo alimenta, sin hacerle antes ningún tratamiento.

Leonel ha sido un excelente anfitrión y tiene muy buena voluntad para explicarle al turista, todo los datos acerca de los sitios de interés que recorrimos. A las ocho de la noche nos despedimos, pues yo quería ir pronto a la cama.

Sin embargo, antes de recluirme en mis aposentos, me tomé una cerveza y un Gatore en las mesas de la acera del hotel, que me supieron delicioso. Hace un calor rico, y las bebidas heladas le caen a uno super bien.

 Jueves 25 de octubre de 2012:

Al despertarme no sabía qué decidir: si entregar la habitación al medio día o quedarme en este hotel un día más. La habitación me tiene encantado por cómoda y aireada. Así que mejor me quedo, no obstante que esta ciudad es costosa y poco fácil para el turista. Casi nada cuesta menos de mil pesos, y no hay servicio de moto taxi, pero bueno, al fin y al cabo, es una capital de departamento que vale la pena conocer más en detalle.  No obstante, algo muy bueno en la capital del Casanare, es que no hay limosneros, o al menos, en las calles que he recorrido,  no me he encontrado el primer indigente.

El Monumento a los Abanderados es un conjunto de esculturas que se exhiben a un lado del parque de la Alcaldía. Aunque algunas estatuas han sido blanco de los vándalos, ese monumento tiene una connotación interesante, pues aparecen distintos jefes de bandos, uno entregándole las banderas al otro.

La Tríada sí es un edificio moderno, con muchos computadores en la biblioteca y espacios cómodos para reuniones y eventos. Pero debe mejorarse la atención a los usuarios. No fueron muy amables conmigo  las personas de atención al público. Como que les falta capacitación, pero, sobre todo, buena actitud de servicio. Da la impresión que son personas muy jóvenes, escogidas a dedo y teniendo en cuenta más que todo la belleza física.

Cerca a La Tríada está el edificio de la Cámara de Comercio. Y desde allí se observa el río Cravo Sur, que corre por un lado de la ciudad. Cravo Norte es el otro caudal, cerca a los pozos petroleros.  Estuve consultando una monografía de Yopal, y allí encontré imágenes de otros dos sitios que quiero conocer: el estadio con el bello nombre de Santiago de las Atalayas, el mirador de la Virgen de Manare y el aeropuerto el Alcaraván.

Cuando iba a salir de la Tríada, me detuve a escuchar los acordes de un músico que, aprovechando la buena acústica del lugar, vino a ensayar algunas canciones del folklor llanero, interpretadas en la tradicional arpa.  Me encantó esa sorpresa, y disfruté mucho algunas de las melodías. En esta región, la música llanera se escucha muy bueno.  Una de las canciones que el músico interpretó, a dos manos, fue el golpe titulado: ‘Pescador del río Apure’. Cuando esté en mi casa, lo escucharé de nuevo por Youtube.

Arpa del folklor llanero
Llanero interpretando el Arpa.

Otro lugar que quería recorrer de día fue el Parque Santander, o parque principal, como lo llaman los lugareños. Es el que queda en todo el centro de la zona comercial, y al frente de la catedral que, no es gran cosa, una iglesia moderna y de forma triangular. Pero sí pude detallar allí, los famosos yopos, aquellos árboles de hojas menudas y vainas cafés que dieron origen al nombre de la capital casanarense.

Por $1.200, tomé una buseta de la Ruta 10, la que pasa cerca al aeropuerto local. También atraviesa la zona escolar de Yopal, en donde están las universidades Unitrópico y alguna otra, y el colegio Lucila Piragauta, el más emblemático de la capital del Casanare. En esas me pasé del aeropuerto y llegué hasta la terminal de busetas. El conductor muy formal se ofreció para hablar con su colega y regresar en el carro que saldría luego. Así fue y en pocos minutos estuve en el aeropuerto El Alcaraván. Tiene una buena torre de control, pero las instalaciones, oficinas y salas de espera son pequeñas e incómodas. Sí es una pista de buen movimiento, acá llegan aerolíneas como EasyFly, Lan y Avianca.

Bueno, ahora sí a hacer una siesta mientras pasa la hora de más calor. Esta habitación del hotel me encanta y para el descanso del medio día, el ventilador es un alivio grande. Con Leo había quedado en que almorzaríamos juntos, por invitación de él, en el estadero Mi Llanerita. Muy buena la carne de cerdo, la mamona no me gustó tanto.  Comento con mi amigo cómo es admirable que en Yopal no haya casi mendigos. Y él me confirma diciendo que es muy difícil encontrar una mujer que haga aseo por días en las casas de familia. Así que el desempleo acá es bien bajo, lo cual explica también el alto costo de la vida. Solo cuando salía de Yopal observé a un malabarista haciendo piruetas en un semáforo, para luego pedir alguna moneda.

A las tres de la tarde me despedí de Leonel quien fue a hacer su siesta. Y de verdad, ya me siento mejor andando solo, ya tengo una idea de la ciudad y puedo tomar mis propias decisiones. La primera fue ir a conocer el Centro Comercial Gran Plaza Alcaraván. Se trata de una gran superficie que me recuerda otro centro comercial, el de Espinal, tal vez. El de acá es abierto y fresco, pero en algunos locales da el sol poniente. En el almacén Éxito tomé un salpicón de 16 onzas a $2.500. Estaba riquísimo, por fresco y jugoso. Apenas terminé, me quedé otro rato allí, disfrutando del aire acondicionado.

La mayoría de las mujeres en Yopal tiene rasgos indígenas: morenas pálidas y bajitas. Los hombres que se visten más fiel a su terruño, generalmente llevan puesto el sombrero de paño negro, que caracteriza al campesino de los Llanos. Sin embargo, esta es una ciudad cosmopolita, debido a la explotación petrolera, hay gente de muchas partes del país y hasta del exterior.

Y otro aspecto positivo de Yopal es que es una ciudad bien arborizada y de calles amplias, a veces con separador. Por todas partes han sembrado plantas para dar sombra y refrescar las calles. Tomé un taxi para una carrera mínima hasta el hotel, que acá cuesta $4.000. Por este sector se encuentra la Plaza de Feria de Ganados y la Manga de Coleo Víctor Hugo Prieto. Y en la vía a Morichal, está el colegio de más prestigio en Yopal. Se llama el Gimnasio Los Llanos, y es allí donde estudian los hijos de las familias más acomodadas de la región.

Me encontré de nuevo con Leonel, ya fresco y descansado, para ir al Mirador de la Virgen. Por $10.000, contratamos un taxi que nos llevó hasta el restaurante que hay al empezar el ascenso al Mirador. Mi amigo está acostumbrado a trepar a pié hasta la imagen de la Virgen, pero para mí es un esfuerzo más allá de mis posibilidades. Así que el carro nos esperó mientras tomamos algunas fotos de la panorámica de la ciudad. Este sitio es ideal para venir a él en horas de la tarde, a ver el ocaso y luego la ciudad iluminada. Arriba de la Virgen están los cerros tutelares de Yopal, muy encumbrados y de hermosa silueta.

Panorámica y Hospital
Panorámica y Hospital de Yopal.

Pasamos por un lado del Hospital Regional que, supe más tarde, fue construido sobre un terreno plano pero deleznable, razón por la cual ahora se está hundiendo, no obstante el dineral que invirtieron en su construcción. Del Hospital, hasta donde sí llega una buseta, hasta la base del mirador, no hay mucho trayecto y fácilmente se podría hacer a pié.

El taxi contratado nos dejó en el acopio de las busetas que van para algunos corregimientos cercanos. Por $2.000, abordamos la que sale para Tacarimena, que pasa por El Garcero, sitio que quiero conocer. Al llegar allá mi decepción se debió a que los árboles donde anidan las garzas están un poco lejos y el terreno se encuentra cercado con alambres de púas. Nos dedicamos a observar, detallar y fotografiar algunos de los árboles que hay en la cerca. Qué belleza de especies, sobre todo por las plantas trepadoras que se nutren del anfitrión. Hay matas de ‘centavito’ que se adhieren al tronco y lo decoran de qué manera. También ‘matapalos’, una especie trepadora que se adhiere con tanta fuerza al árbol madre, que lo estrangula y termina por matar a su víctima.

Planta 'Matapalos'
Planta ‘Matapalos’.

Al frente del garcero, hay un buen restaurante en donde me senté a tomar unas cervezas, conversar de la vida con Leonel y a escuchar música llanera. Es un sitio agradable y fresco.  Leo es un viajero consumado, su sueño es conocer todo el mundo. No se ha casado ni aspira a tener hijos. Aprovecha las vacaciones para hacer lo que más le gusta. Ya compró tiquetes muy baratos para ir a Argentina y Uruguay en esta navidad.

Me cuenta Leonel que otro pueblo interesante para conocer en Casanare, es Támara, ubicado a dos horas y media en bus desde Yopal. Se trata de un pueblo con costumbres boyacenses, y por el cual pasó Bolívar en su ruta Libertadora. En un tiempo fue una comarca tan próspera, que hasta tuvo su moneda propia. Conserva algunas calles empedradas y tiene dos internados.

El regreso del garcero fue en auto-stop. A las seis de la tarde nos paró un señor que venía en su auto particular y al cual le dí $5.000 apenas nos dejó cerca del Terminal de Transportes.

Quiero averiguar a qué horas salen busetas para Támara, pues la idea es madrugar mañana hacia ese municipio y en la tarde viajar al Meta.  Los pasajes de ida y vuelta cuestan $30.000.

Hecha la diligencia, le agradecí a Leonel su generosidad y la acogida que me brindó en esta ciudad en la que, gracias a él, me sentí más seguro.

Cerca al Hotel Capital, y al frente del Parque de la Herradura, está la panadería Panesteles, donde disfruté de un café con croissant. Compré zapotes sanos y dulces para comer esta noche en mi habitación 203, la misma que tiene WiFi para conectarme a Internet.

Bueno y termina aquí mi visita a la capital del Casanare, una ciudad interesante, por lo del petróleo y demás, pero costosa y difícil por la falta de moto-taxis y las rutas de buses tan mal diseñadas.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

3 comentarios en «Yopal, Casanare»

  • el 25 enero, 2015 a las 11:32 am
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    Que buena descripción haces de esta región del Casanare. Alguna vez estuve en Puerto López, Meta . No se si lo has visitado y si así fuere espero ver Tus comentarios publicados para refrescar mis recuerdos.

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  • el 19 abril, 2019 a las 11:50 am
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    Deseo visitar Orocué y luego, otro día, desde Yopal dejarme ver también en Cravonorte. Todo en transporte público y, de ser posible, hospedarme con mi familia: tres adultos.
    Gracias

    Respuesta

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