Maripí (Boyacá).

El viaje de Chiquinquirá hasta Maripí, el primer tramo en campero de la Flota Reina, es lo más de entretenido.

En el puesto adelante entre el conductor y el copiloto, un poco incómodo en los pies, pero disfrutando del paisaje con vista frontal.

Arriba.
Parte alta del pueblo.

Maripí hace parte del occidente de Boyacá, en el corazón de la zona esmeraldífera y al nor-oriente de Muzo; pocos viajeros vienen por estas tierras sin pavimento en las vías, pero con vegetación exuberante y horizontes encantadores.

Campero.
Por las llamadas ‘trochas’.

Paisajes e historias.

Ya en el cruce ‘Dos Caminos’ apareció un automóvil Elantra en el que viene ‘don Luis’ con el amigo al que también le gusta guaquear.

Cada cierto tiempo Don Luis se da el lujo de regresar a la que fue su tierra de infancia a probar suerte en el río. La ilusión de encontrar una esmeralda del verde más oscuro, taladra su mente.

Iglesia.
Iglesia parroquial de Maripí.
Templo.
Interior de la ermita.

Lo más bello para observar en esta mañana de firmamento abierto son los nevados del Ruiz y Tolima que se distinguen muy bien a lo lejos, el primero con su extenso manto blanco y el segundo en forma de cono con ‘exquisita crema de vainilla’ en la punta.

Lo mejor del viaje es que, como este no es un carro apropiado para andar por carretera destapada, su conductor maneja despacio.

Hay tiempo para detallar todas las bellezas que aparecen en la vía: mariposas de colores fulgurantes en los charcos, arbustos con hojas perforadas por los gusanos o los picos volubles de montañas altivas.

Paisaje.
Paisajes relucientes.
Cerro.
Formaciones naturales.

Y mejor aún: como en la mañana viajamos de oriente a occidente, el sol se mantiene atrás e ilumina todo lo que nuestras pupilas pueden contemplar al frente.

Durante mucho rato nos acompañó también el concierto de insectos con su estridente chirrido veraniego. Dice don Luis que las chicharras, de tanto cantar llega un momento en que se secan y mueren en seguida.

Lo que sí es seguro es que en los climas cálidos, su canto es un homenaje a los días de verano. Así que la chicharra podría ser la mascota de mi blog de viajes.

Palmas.
Palmeras que decoran la plaza.

Escala obligada.

Maripí es un pueblo con dos plazas: una en la parte de arriba frente a la iglesia, y el otro parque con palmeras y cancha mixta, un poco más abajo.

Arriba de la explanada se ubica la sede de la alcaldía.

Alcaldía.
Sede administrativa.

Todos los carros llegan al negocio del señor Gutiérrez, un paisa amable que atiende a los conductores que hacen escala en Maripí. Gallina criolla con papa y yuca es el plato más cotizado.

Para ir a la iglesia se pasa por la piscina y el coliseo en donde juegan futbol-sala dos equipos con barras nutridas y entusiastas.

En el parque fotografié la escultura de caballo y caballero hechos en chatarra, lo mismo que los muros en piedra de la antigua iglesia de los maripenses.

Coliseo.
Futbolistas con sus barras.
Caballo.
Escultura con chatarra.

Tiempos mejores.

En Maripí se viven ahora tiempos tranquilos. En otras épocas los maripenses vivieron no solo la violencia partidista de los años 50, sino la guerra por la esmeraldas que terminó en los 90 con un acuerdo entre los contrincantes.

Piscina Municipal.
Flores.
Casa de los girasoles.

Acá habitan en total 7.000 maripenses, mil en el pueblo y 6.000 en las veredas. 

Alcaldes de Maripí han sido: 2008-2011 Sixto Albeiro Reyes Moreno; 2012-2015 Imer Yaridma Murcia Monroy; 2016-2019 Eduar Alexis Triana Rincón y hasta el 2023 de nuevo Imer Yaridma Murcia Monroy.

Sábado 6 de julio de 2019

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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