Puerto Guzmán (Putumayo).
Con el sol en el cenit salgo de Villa Garzón a Puerto Guzmán en camioneta 4 puertas y adelante, como si fuera el dueño de la Nissan, hacia otro pueblo del bajo Putumayo aún sin conocer.
A la salida de Villa Garzón se pasa frente al aeropuerto Cananguchal (palmas de canangucha), distante 40 minutos de Mocoa, la capital del departamento. Este aeropuerto presta sus servicios a la capital del Putumayo.
Nunca había oído mencionar a Puerto Guzmán, a pesar de ser el segundo municipio más extenso del Bajo Putumayo, después de Puerto Leguízamo. Localizado a orillas del río Caquetá, sus tierras hacen parte de la extensa y fértil Amazonía Colombiana.
En la silla de atrás de la cabina viene una joven embarazada a la que apenas le faltan 15 días para dar a luz. Pensaba yo: qué tal que le dé por tener el niño como consecuencia de los movimientos por esta carretera destapada.
Y que nos toque al conductor y a mí atender el parto. Humn, sería una experiencia para publicación aparte. Pero basta de pensamientos egoístas, mejor que el pelado nazca con las atenciones que merece.
Tierras amazónicas.
Decidí viajar esta tarde desde Villa Garzón, en parte porque mirando el mapa comprendí que el sol dará de atrás para adelante, iluminando la ruta por recorrer, la vegetación a la que le brota la clorofila por las hojas, árboles frondosos y palmeras altivas, algunas con nidos de mochilero en la punta de sus ramas.
Para colmo de hermosuras, a las cinco de la tarde nos sorprendió una luna llena y clara que se levantó antes que la oscuridad nocturna la hiciera ver más brillante y luminosa. Una dama de cabellera abundante la mira extasiada.
Ya cerca a Puerto Guzmán entramos al muelle sobre un brazo del río Caquetá. En el puerto se embarcan los pasajeros para la orilla del frente que corresponde al departamento del Cauca. De ahí hacia Pitalito gran parte de la carretera transcurre por la ‘Bota Caucana’.
Sólo gastamos una hora y veinte minutos desde ‘La Villa’ como le dicen a Villa Garzón hasta Puerto Guzmán.
Sol de los venados.
Por 20.000 arrendé una habitación con ventilador silencioso y colchón duro, en el Hotel Orquídea Real.
Desde cuando llegué a Puerto Guzmán sentí algunas miradas inquisidoras, así que me dediqué a repartir tarjetas del blog. A todos les contaba quién soy y a qué vengo, no sea que me confundan.
Lo que imaginé: Puerto Guzmán es el menos desarrollado de estos pueblos del Bajo Putumayo, pero se aprecia bien. No tiene un parque central, la Iglesia de una torre y corte moderno no parece una parroquia con muchos fieles.
Al edificio de la alcaldía recién construida, le falta el parque planeado al rededor.
Con los últimos rayos del sol se logran espléndidas vistas, iluminadas con ese color ámbar tan especial, que imprime el ocaso en tardes de verano.
En la entrada al pueblo construyeron una urbanización de casas de interés social con tanques azules como sombreros. En la cancha plana y aireada, equipos masculinos jugaban fútbol y otros Volley ball.
Siempre hay espectadores, ya ve. Qué bien que los guzmanenses apoyen a sus deportistas.
Todo brillante.
Al día siguiente el regreso a Villa Garzón fue por pavimento húmedo, entre naturaleza rebosante, hojas húmedas y todo con el brillo y la frescura que le imprime al paisaje la lluvia matutina. Las camionetas cuatro puertas se comportan muy bien por estos terrenos.
Los verdes se ven más lúcidos y la cordillera hacia el norte tiene hoy un color azul que le luce.
Garzas, gulungos y toda clase de pájaros cruzan el firmamento hacia los charcos dejados por la lluvia, en donde las lombrices están al alcance de los picos, para alegría de sus polluelos.
El alcalde de Puerto Guzman durante en el período 2016-2019 fue Rodrigo Rivera y Edison Mora gobernará el municipio hasta el 2023.
Acá habitan en total 24.000 guzmanenses, 5.000 en el pueblo y 19.000 en las veredas.
Domingo 10 de noviembre de 2019