La Capilla (Boyacá).
Viernes 22 de abril de 2016
Al medio día llegué a La Capilla procedente de Tenza, por una carretera sin pavimento pero en buen estado.
Al principio se construyó en este lugar una capilla para la celebración de la misa. Poco a poco se fueron construyendo viviendas alrededor de la ermita y fue así como se formó el pueblo de La Capilla.
Esta localidad se encuentra a 92 kilómetros al sur de Tunja. De clima medio, es un pueblo tranquilo donde la agricultura y la ganadería son las principales fuentes de empleo.
Parece como si para mi venida hubieran pintado el hermoso frontis de la iglesia parroquial, de estilo gótico.
Al campesino que venía a mi lado le pregunté por la duración del viaje y su respuesta fue:
‘Si Dios nos dá vida y licencia, nos llevará con vida en 20 minuticos’.
La Capilla es una localidad de topografía un poco inclinada, una plaza muy amplia y gente acogedora.
Cómo será que cuando me encontré de nuevo a los señores que venían conmigo en el transporte, me invitaron a tomar café en ‘La Macarena’, en un costado de la plaza principal.
Ahora terminan de restaurar la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.
Está quedando muy bonita, con las columnas en verde vetiado simulando mármol.
Como todo templo gótico, en la cubierta convergen las nervaduras y los fustes terminan en capiteles dorados.
En la cripta está el Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria, con una fuente de agua que nunca se agota y a la cual los fieles le atribuyen propiedades curativas y milagrosas.
Bajé al sótano en donde están sepultadas las familias más prestantes del pueblo.
La Casa Cural es inmensa, de dos plantas y ocupa un cuarto de manzana.
En el parque crecen orquídeas florecidas y la pila del centro tiene la bandeja en piedra tallada.
En el restaurante que me recomendaron mis amigos, pedí un almuerzo con pollo sudado por $5.000.
Quería subir un poco por la calle de arriba, pero no encontré una moto que me ubicara
en el sitio. Lo que si observé fue un decorado en metal muy original, para la puerta de una residencia.
Al nor-occidente construyeron una capilla desde la cual la vista sobre el pueblo debe ser muy completa. Infortunadamente no llega vehículo hasta ese lugar.
La capilla San Miguel es otra ermita de portón antiguo que decora una de las calles principales.
Anduve por el Colegio de La Candelaria, donde los estudiantes permanecían en hileras celebrando la Fiesta del Niño.
Algunos disfrazados, otros distraídos pero la mayoría muy aconductados.
Ahí abajo queda el Hospital pintado de azul y blanco, lo mismo que la sede de la alcaldía y la biblioteca.
Hay una que otra casa antigua, pero la mayoría son de construcción reciente.
Acá viven unos 3.000 capillenses, mil en el centro y dos mil en los campos.
El alcalde hasta el 2019 es el señor Melquisedec Salgado Zubieta.