Villanueva (Casanare).
A una cuadra del parque de Paratebueno (Cundinamarca), me recogió una pareja que viene de Ibagué para Villanueva, en un viaje de 12 horas. A las cinco de la mañana salieron del Tolima.
Se trata de una pareja joven que ya tiene tres hijos grandes. El señor me recordó las características de los pueblos de Casanare que voy a visitar. Él nació en Maní y conoce bastante la zona.
Fue una hora de viaje muy agradable, a buena velocidad, por una carretera plana, con excelente pavimento y pocas curvas.
Hoteles económicos.
En Villanueva hay una buena oferta de hospedajes y quizá poca demanda, a juzgar por los buenos precios de las habitaciones con aire acondicionado. Siquiera me vine a dormir acá en vez de quedarme en Paratebueno. Villanueva es un pueblo vivo y grande, casi una ciudad.
La ‘Puerta de Oro del Casanare’, es la tercera ciudad del departamento, después de Yopal y Aguazul. Tiene dos parques principales, el que está cerca al Hotel y el otro a tres cuadras, donde se encuentran la Alcaldía y la iglesia.
Hasta allá fui a aprovechar los últimos rayos de sol para fotografiar la fachada del templo que es bien particular y hermosa. Con una torre cuadrada, aguda y coqueta al lado, y diseños singulares afuera y dentro de la iglesia.
También enfoqué el pajarito que saltaba y trinaba sobre la cabeza de San Francisco de Asís, a un lado de la iglesia.
Ciudad cosmopolita.
Villanueva es un municipio joven, creado en 1.982 que ocupa el extremo sur occidental del departamento. Acá habitan colombianos de muchas otras regiones por lo que cada año se celebran las Fiestas de las Colonias.
Villanueva me gusta, es una ciudad pequeña y manejable. Se me hace que Villanueva será uno de los pueblos a los cuales debo volver para disfrutarlo con calma.
Ya de noche lavé ropa en el baño de la habitación con chorro de agua abundante. La pieza tiene 8 tomas de corriente, Direct TV, colchón duro pero suave, baño blanco y silla Rimax de brazos. ¿Qué más puedo pedir?
Se consigue de todo.
Villanueva es una ciudad que ha crecido mucho en los últimos siete años, fuera de que es una localidad recursiva.
Los semáforos funcionan con energía solar, ahí se ve el colector de potencia encima de las farolas coloridas. Hasta hace ocho años se vivió la bonanza del petróleo, pero con la caída de los precios todo se vino abajo.
Ahora la ciudad resurge gracias al empleo que generan los cultivos de palma de aceite, que tampoco son una gran cosa para la comunidad o el medio ambiente. En octubre celebran en Villanueva las Festividades de la Palma de Aceite.
A la vuelta de mi hotel se cogen casi todas las rutas. La empresa Sugamuxi viaja desde acá a Garagoa, Sogamoso y Tunja. Y es que Villanueva es casi equidistante de las tres capitales: Tunja, Villavicencio y Yopal.
Biblioteca y naturaleza.
Imposible salir de Villanueva sin conocer la famosa Biblioteca con muros en piedra. Contraté un taxi que esperó a que fotografiara el Centro Cultural, de diseño original pero como descuidada. Las paredes sin cemento a la vista dan la impresión de fragilidad.
Otro atractivo turístico en Villanueva es el Caño Arietes, un lago sombrío y acogedor sobre todo a esta hora cuando el sol ilumina muy bien el espejo de agua y las palmeras que lo circundan.
Acá habitan en total 31.000 villanuevences, 25.000 en el pueblo y 6.000 en las veredas.
Alcaldes de Villanueva han sido: 2012-2015 Ángel Antonio Campos Barrera; 2016-2019 Ruth Yaneth Bohórquez Peña y hasta el 2023 es el señor Oswal Fontecha Pacheco.
Jueves 15 de marzo de 2018
