Ambalema (Tolima).

Domingo 19 de octubre de 2014

A las diez de la mañana salí con cuatro pasajeros más en un auto colectivo desde Lérida, que está al occidente de la vía arteria,  en el norte del Tolima, hasta Ambalema, por $7.000, para 50 minutos de recorrido, pues hay un tramo de la vía sin pavimento, por el que se transita muy despacio. Nos devolvimos tres kilómetros por la troncal hacia Mariquita, hasta encontrar la vía hacia el oriente, que va para la ciudad colonial tolimense. En estos días estoy haciendo un recorrido por los municipios del Norte del Tolima, que ha incluido a Herveo, Casabianca, Villahermosa, Palocabildo, Falan y Mariquita.

Vista de una calle de Ambalema.
Calle Típica de Ambalema

Estos viajes en automóvil colectivo me encantan, pues es la oportunidad para conversar con la gente y aprender mucho de los lugareños. Me acomodé en la mitad del asiento trasero, el que prefiero por la vista frontal y mayor seguridad.

Hoy domingo es más fácil el transporte hacia estos pueblos aislados de una troncal, como es el caso de Ambalema. Fue un acierto venir hoy,  pues seguramente en día de semana el transporte es menos frecuente.

A mi lado va don Julio César Nieto, un señor de 84 años de edad y 32 de jubilado, pero con vasta experiencia en muchos menesteres, especialmente el cultivo del arroz. Por él me entero que los surcos curvos de agua, que se construyen en los predios sembrados, se llaman ‘caballones’ y que deben hacerse con nivel, para garantizar el riego de todas las matas. Aunque hay gente tan experta en el oficio, que hace el caballoneo a ‘pura vista’.

Germán y su amigo de viaje.
Con mi amigo Julio César Nieto

Al igual que el coco, el arroz para sembrarse, tiene que tener la cáscara, pero hay que cerciorarse que el arroz cosechado para semilla, no haya tenido maleza, pues en la cáscara llevaría también la simiente de la plaga. Normalmente el arroz se cosecha tres meses después de la siembra.

Una vez cosechado, hay máquinas que guadañan el tamo: parte del tallo y la espiga, que se vende luego en pacas, a empresas expertas en producir ciertos hongos benéficos. Después el terreno se quema, que pesar, y posteriormente se fumiga con herbicida  y, acto seguido se siembra el cereal, para que de esa manera el arroz le gane a la maleza. Justo ahora pasamos frente a un predio con tierra color negro, que había sido quemado, y más adelante había otro color rojizo,  que ya se había fumigado.

Esta carretera de Lérida a Ambalema también es muy plana y bella. Se ven árboles frondosos a lado y lado de la ruta, y casi todos los predios aledaños se cultivan.

Mi amigo Julio César también sabe de garzas, las aves que tanto me gusta observar. Por él me entero que en un nido ponen los huevos no solo una, sino varias aves, así que lo que resulta es una cantidad de huevos de distintas garzas. Cuando se ven atacadas, las garzas se defienden vomitando sobre el agresor, que generalmente es alguien que está en tierra. Y lo que ya conocía, que las ‘urbanizaciones’ de garzas, siempre las forman en un árbol que tenga cerca o debajo, un río o una laguna.

Garzas con nidos en árbol.
‘Urbanización’ de Garzas.

El otro vecino del asiento trasero, es un vendedor de matas medicinales y de jardín. Ahí las lleva en una caja, sobre su regazo. Me muestra la ruda que, ‘con huevo de campo, es especial para alimentar la matriz de la mujer’. La ruda, es una hierba muy útil, que viene en macho y hembra. Se distinguen de acuerdo al tamaño de la hoja.

‘Mire bien, – dice mi vecino – esta es hembrita, y en cambio esta otra, es machito. La ruda es una mata muy celosa, pues no todas las mujeres tienen la misma energía, hay algunas que con solo mirar la mata, la secan. Es como la mujer de ojos verdes, casi siempre tiene mala condición’.

También me muestra la Cruz de Hierro, especial para la buena energía de la casa y para espantar las envidias.  La yerbabuena, especial para el dolor de estómago y los parásitos; el abanico, esa sí una flor ‘de lujo’, vale decir, de jardín. Y por último observo el Imán, muy recomendado para atraer la buena energía, tanto en casa como en los negocios.

Hierbas medicinales.
Hierba Ruda

Ambalema es uno de los Pueblos Patrimonio de Colombia, al lado de Santafé de Antioquia, Barichara o Monguí, entre otros. En el siglo XVIII, Ambalema tuvo mucho que ver con la Expedición Botánica del sabio Mutis. Aquí se investigaron las propiedades medicinales de la corteza de la quina

Las dos chicas que van adelante, me recomiendan conocer en Ambalema: las Iglesias: la antigua y la nueva; el malecón, el puerto, la Casa Inglesa y La Casona del Banco de la República. Vamos a ver si me alcanza para tanto.

Y me alcanzó, pues cuando caminaba por las calles de este pueblo colonial, John Rondón, un señor joven que tiene un almacén de misceláneas, se ofreció para llevarme en su moto por los distintos sitios que recomendaron mis amigas. Qué buena gente este amigo y qué fortuna encontrarlo.

Casa Inglesa, casi en ruinas.
Casa Inglesa para procesar tabaco.

Mi amigo ambalemuno me cuenta que, alguna vez su pueblo fue capital de Colombia, y entonces hubo acá una sede del Banco de la República en donde se acuñaban monedas. Esa entidad funcionó en una mansión antigua, llamada ‘La Casona’, que fuimos a visitar primero. Después pasamos a la Casa Factoría, hoy sede del colegio María Auxiliadora, otra mansión inmensa con techos de teja de barro, como casi todas las residencias de Ambalema, dos patios y un corredor en donde se conserva la prensa con la cual se armaban los fardos de hoja de tabaco. Porque en otra época, este municipio fue gran productor de esa hoja.

Después bajamos al malecón, donde se conserva la tolva alta con la cual se surtían de granos los vagones del tren. Aún se conserva acá parte del trayecto con rieles por el cual marchaba el ferrocarril. Al lado está el puerto sobre el río Magdalena, donde permanece fondeado el ferry sobre el cual se pasan vehículos, de una orilla a otra del río. Hasta acá llegan también las barcas que traen y llevan pasajeros de Ambalema a Gramalotal, la vereda que está al otro lado y que pertenece al municipio cundinamarquez de Beltrán.

Los domingos vienen al puerto familias de ambalemunos a almorzar o pasar la tarde en los establecimientos que disponen sillas, para que la gente descanse y disfrute del paisaje,  al lado del río Magdalena.

Casa Factoría, hoy un colegio.
Casa Factoría, hoy Colegio Ma. Auxiliadora.

Más adelante, conocí la Casa Inglesa, una edificación de dos plantas y 4.000 metros construidos, con hermosos balcones al frente,  pero casi en ruinas ahora. Fue edificada en el año 1.800, para el procesamiento del tabaco, cuando Ambalema era gran productor y procesador de la hoja y era conocida como ‘La Ciudad del Tabaco’.  Perteneció a la compañía inglesa Fruhhing Goschen, por lo cual se conoce como ‘La Casa Inglesa’.

Luego con mi amigo John, recorrimos algunas calles de su ciudad. Aquí las casas coloniales tienen al frente un portal o corredor, muy bello, y el techo con teja de barro, sostenido por pilares redondos bien característicos.

También pasamos frente a la Estación del Ferrocarril, esa sí bien restaurada; el moderno Hotel San Gabriel y la Alcaldía nueva, en una de las esquinas de la plaza principal, con balcón corrido en el segundo piso. El Palacio Municipal antiguo, con tapias anchas de tierra pisada, fue incendiado, al parecer por manos de políticos criminales.

Puerto sobre el Magdalena con Ferry.
Ferry en el Puerto sobre el río Magdalena.

Cerca de las cuatro de la tarde le agradezco a John por su recorrido y asesoría, le doy $7.000 para la gasolina y le deseo toda la suerte del mundo a alguien tan generoso y comedido como él.

Solo me falta conocer la inmensa iglesia nueva, la que tiene una torre alta, en forma de aguja, y en cuyo interior se venera a Santa Lucía. Cuando entré al templo, el oficiante de la misa leía las peticiones:

‘Por los ojitos de la niña Mileidy Garzón; para que Santa Lucía cure de las vistas de don Antonio García…’.

Santa Lucía es una santa muy venerada en Ambalema y se le atribuyen algunos milagros.

Detrás de la nueva, está la capilla antigua, en ladrillo cocido y nada del otro mundo, al menos por fuera, pues no conocí el interior en donde se celebran festividades especiales y creo que matrimonios elegantes.

Puerto sobre el río Magdalena.
Puerto sobre el río Magdalena.

Conozco la galería, que no es gran cosa y en donde fotografío a unas chicas que venden ‘insulsos’, unos envueltos semejantes a los bollos de maíz, que tanto se consumen en la costa atlántica.

En síntesis, Ambalema es un municipio cargado de historia, pero que poco le duele a sus habitantes. Le falta señorío y orden, a pesar de las reliquias arquitectónicas que le quedan. Da pesar ver la desidia y el descuido como están algunos edificios históricos, y comprobar cómo este municipio, no ha tenido buenas administraciones municipales.

Sitio Web del municipio: http://www.ambalema-tolima.gov.co/index.shtml

 

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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