Balboa (Cauca).

El viaje hacia el sur, entre Popayán y Balboa dura tres horas en la buseta Mercedez conducida por don Arnulfo, un señor a quien todos los pasajeros conocen.

Centro.
Centro de Balboa.
Templo.
Interior de la iglesia.

Delicias gastronómicas.

Entre Timbío y Rosas hay un descenso y muchos, pero muchos puestos de ventas de naranjas. Es tal la abundancia de cítricos que hasta se perderán, lástima que no existan procesadoras de jugo para hacer el Tampico que traen de la Florida (Estados Unidos).

A partir de El Bordo la carretera continúa ya por terreno plano y sin curvas. 

Melcocha.
Se le hace la boca agua.
Kumis.
Kumis delicioso y especito.

La melcocha o alfeñique, es un dulce de panela que mezclan con maní molido y sabe delicioso. Además de rica golosina también suministra proteína para espantar el hambre.  Lo venden en varios puntos de la carretera.

Otra delicia del sector es el kumis patiano con canela molida encima, que se consigue donde doña Gilma en el kilómetro 28 de la carretera Panamericana. El sabor es único, espesito, muy rico.

Ascenso a Balboa.

Al fin a las cinco de la tarde nos desviamos en ‘El Estrecho’, las partidas para Balboa y Argelia. Yo hacía fuerza por llegar antes que oscureciera para tener una impresión inicial de Balboa.

Don Arnulfo corre bastante en las rectas, pero el trayecto que sigue, a partir del puente sobre el río Patía, es un ascenso empinado y en zigzag hasta llegar al pueblo.

Esta carretera es preciosa, la vista sobre el valle del río Patía es única, con una mirada amplia y espectacular.

El centro urbano de Balboa no se ve antes de llegar, escasamente se distinguen las antenas que rodean el casco urbano, allá en lo alto de la cordillera. Más arriba del pueblo está el sitio desde el cual se lanzan los parapentistas. 

Alcaldía.
Sede administrativa.
Calle.
Calle central.

Una primera mirada.

A las seis de la tarde dejé el morral en cualquier escala de las que suben al templo y corrí a tomar fotos del centro donde se ubican la alcaldía, el parque y los principales comercios.

En el espacio público se destaca un monumento vistoso en honor del Padre Marco Aurelio, un cura párroco que hizo mucho por la comunidad. 

Balboa no es el pueblo más bonito, se ve como desordenado y sus calles no son planas. Pero no sé, este poblado me gustó desde cuando llegué, creo que tiene swin.

Párroco.
Recuerdo de un buen cura párroco.
Parque.
Parque mirador.

Anduve por la Estación de Policía frente a la cual hay un Mirador decente con vista amplia sobre el Valle del Patía. La vista de la noche estrellada desde ese punto, es sobrecogedora.

Me ha llamado la atención la cantidad de salones de belleza y peluquerías que hay sobre todo en determinado sector. Es que en Balboa, por ser pueblo cafetero, no falta el dinero. Hay varias mesas con juegos de azar y no he visto a nadie pidiendo limosna.

Definitivamente no hay como la caficultura que tiene mucho trabajo sí, pero conserva valores familiares y sociales muy importantes.

Ahora pasan por la plaza tres niños de entre tres y cinco años jugando cada uno con una pistola en la mano y sin la compañía de algún adulto.

Qué pesar, traté de hacerles ver lo negativo que son las armas, pero ante las imágenes que ven en televisión, mis palabras son menuda.

Casona.
Edificación emblemática.
Galería.
Plaza de Mercado.

Al día siguiente.

Cuando salí a la calle había un día soleado tan alegre, que me arrepentí de haber dormido más de la cuenta.

Acá en Balboa se ven mujeres jóvenes, bonitas y bien presentadas. Ya no hay diferencia entre la moda de las ciudades y la de los municipios.

Con ayuda de un moto-taxista subí al Voladero Mi Abuelita, un estadero alto desde el cual se lanzan los parapentistas.

El Cementerio de Balboa se aprecia ahí no más en pequeña explanada de la ladera. No pues, la ubicación de ese campo santo es privilegiada, con vista sobre el valle y buena ventilación. A mí que me entierren ahí.

Camposanto.
Cementerio muy ‘amañador’.
Panorámica.
Excelente vista desde el mirador.

Y otra fortuna fue la manera como nos recibieron, la dueña nos preparó tinto con panes al conductor y a mí. Desde el mirador de Mi Abuela la vista es de no te vayas todavía.

La vista desde allí sobre los cordones de nubes que se mantienen a nivel del piso es bellísima, se aprecian además los cauces del río Patía cerca y el Galíndez al fondo.

También se distingue el puente sobre el cual pasamos ayer tarde. Ahí cerca es donde aterrizan los parapentistas. El vuelo es largo y la vista sobre el pueblo debe ser encantadora.

El barrio que se ve acá cerca con la antena en el centro, se llama Buenavista. También se distingue muy bien el coliseo y haciendo un esfuerzo con los ojos, se ven los árboles del parque central.

Acá habitan en total 23.000 balboenses, 6.000 en el pueblo y 17.000 en las veredas.

El alcalde de hasta el 2019 es el señor Nelson Enrique Pareja López.

Fecha de la visita: Viernes 23 de junio de 2017.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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