Machetá (Cundinamarca).
Jueves 21 de abril de 2016
Hoy salgo con morral a la espalda, dejando el hotel de Chocontá. Uff qué frío hizo anoche…
A las 6:40 abordé por $5.000, la buseta de Muisca que va directo hasta Machetá.
Estaré allí un rato y conoceré luego Tibirita para dormir esta noche en Guateque, que será por unos días el epicentro de mis correrías.
La mañana amaneció bellísima, ojalá el sol abierto dure todo el día.
Necesito días de verano para esta semana en la que conoceré varios pueblos. Con este sol tan brillante, todo luce bien.
A esta hora infinidad de ovejas pastan sobre el firmamento azul. Perdón, ovejas no, copos de nubes blancas que parecen corderos bien alineados.
Pasamos por el embalse del Sisga y dejamos la autopista para seguir por terreno plano hasta Machetá, que está muy cerca del corredor vial.
Antes de las siete de la mañana dejé el morral al cuidado del dueño de una venta de verduras. Subí a la plaza principal, casi desierta a tan temprano hora.
Un sendero con palmas en el separador asciende desde la troncal a un lado de la plaza de mercado, hasta el centro del pueblo.
La mayoría de las casas de Machetá están pintadas de colores crema, verde y zócalos color marrón. Se ven muy bien así y dan la idea de un pueblo con orden y bien cuidado.
Frente a la fachada en piedra de la iglesia, está el edificio de la Alcaldía, en donde apenas abrieron estuve repartiendo tarjetas del blog.
El alcalde de este municipio cundinamarquez es el señor Rafael Mauricio Forero Briceño.
Acá viven en total 7.500 machetunos, 1.500 en el centro urbano y 5.500 en los campos. Se trata de un municipio pequeño y con vocación agropecuaria.
Mientras abrían la iglesia, estuve fotografiando la Plazoleta de los Héroes, una explanada hermosa con la imagen de la joven heroína Candelaria Forero, ‘símbolo del honor y la valentía de la mujer machetuna’.
De tan solo 17 años, Candelaria fue fusilada por los españoles el 16 de septiembre de 1.817
En el parque central también está el busto del Licenciado don Miguel de Ibarra quien en 1.593 fundó a Machetá.
Este es un pueblo tranquilo, de calles inclinadas y poco comercio.
Algunas casas lucen balcones coloniales y en general la arquitectura antigua del centro ha sido respetada.
La iglesia muy bien, con suficiente iluminación desde las ventanas de la nave en cañón y con el techo recién restaurado; columnas en piedra y arcos de medio punto sostienen la cubierta.
Machetá es también un sitio de veraneo para muchos bogotanos.
Hacia el occidente se ven casa-fincas de mucho valor en medio de pastizales, que alegran el paisaje de por sí pintoresco.
Antes de las nueve de la mañana regresé a la carretera central a esperar transporte hasta el cruce para Tibirita.