San José de Uré (Córdoba).
Jueves 18 de agosto de 2016
Yo tampoco lo había oído mencionar, pero San José de Uré es el pueblo número 30 del departamento de Córdoba, con apenas diez años de vida municipal.
Un pueblo atávico.
San José tiene gran importancia ancestral, toda vez que se formó a partir de grupos de cimarrones que formaron su palenque en estas tierras cordobesas.
Aquellos esclavos que habían conseguido su libertad, se ubicaron en predios cerca a lo que hoy son los municipios antioqueños de Cáceres y Taraza, a 140 kilómetros al sur de Montería.
Los actuales habitantes de San José de Uré son todos afro-descendientes, dedicados al trabajo artesanal en las minas de oro, la ganadería o la agricultura.
Así que el sonido de los tambores lo llevan en el alma y el ritmo y la cadencia con que mueven sus caderas viene en sus genes.
Las Tunas de San José
Hoy se trabaja para mantener la tradición de las Tunas o ‘bailes cantaos’ representados por grupos de mujeres vestidas con faldas coloridas que les llegan hasta los tobillos.
Con paso menudo las negras bailan y cantan para celebrar cualquier acontecimiento importante.
La fecha trascendental es el 19 de marzo cuando en Uré se celebran las Fiestas Patronales en honor de San José, ‘el esposo de María y padre del Niño Jesús’.
La imagen josefina que se saca en procesión no es la más pulida, pero sí la que concentra toda la devoción de los uresanos. Luego de recorrer las calles dentro de una urna de vidrio, la imagen del santo regresa al templo parroquial aclamada por el fervor popular.
A este pueblo de tradiciones ancestrales llegué procedente de Montelíbano en una camioneta Nissan que cobra $10.000 por el pasaje de 50 minutos.
La carretera tiene todavía tramos destapados con algunos hoyos en donde se acumula el agua de las lluvias recientes.
Los paisajes por esta vía también son de ensueño. Recuerdo a mi cuñado Hernando Lora, al ver tantos cercos de los potreros sembrados con árboles de teca que crecen muy altos.
En realidad Hernando fue un visionario y pionero en cuanto al cultivo de Teca.
Uré, como lo llaman de manera simplificada, ha tenido buenos alcaldes últimamente. Ahora el pueblo tiene agua potable, calles pavimentadas y servicio de gas domiciliario.
Hasta el 2019 estará al frente de la alcaldía Luis José González Acosta de la misma corriente política del burgomaestre anterior.
Las regalías.
Y es que no debe ser difícil administrar un municipio al cual le entran tantas regalías por parte de Isagén. Por acá está la sub-estación hasta donde llega para luego distribuirse hacia el interior del país, la energía que se genera en Urrá, hidroeléctrica que queda por los lados de Tierralta.
Incluso ahora San José está peleando por más regalías correspondientes a los predios que compró Cerromatoso dentro de los límites del municipio.
San José de Uré es un pueblo sencillo. Cuando entré a la alcaldía, muy escueta por cierto, se acababa de ir la energía y, en tales circunstancias, el mundo se detiene.
Siendo más grande Ayapel, acá en Uré se ve más comercio y mucho movimiento.
Dentro de la iglesia las escalas en cemento que suben al coro estaban abiertas. Entonces me trepé hasta esa atalaya para tomar mejores fotografías.
Y desde allí pude ver el parque de Uré que es pequeño, aunque plano y arborizado.
Apenas terminé el recorrido, le avisé al chofer de turno mi intención de viajar hasta ‘el Cruce’, para seguir hacia Puerto Libertador.
Regreso al Cruce.
Cuando ya me había tomado el café en pocillo de loza, vino hasta la panadería el conductor a decirme que ya nos íbamos.
No, pues, ni que fuera mi conductor privado. Qué maravilla de servicio ese.
Hermosa la vista, la carretera es de aspecto rojizo, debido a la cantidad de material ferroso que posee la tierra.
Cuando hay barro, se forma una mezcla blanda color marrón que provoca amasar para hacer figuras.