Venadillo (Tolima)
Domingo 19 de octubre de 2014
Al norte del departamento del Tolima, a mitad de camino entre Ibagué y Mariquita, se encuentra Venadillo.
Al casco urbano se ingresa por una avenida amplia, con separador.
Algunas calles de Venadillo están arborizadas y todas son completamente planas.
Antes de llegar a la plaza principal pasé por la Alcaldía, que funciona en un edificio de dos plantas.
Un lugareño me cuenta que la iglesia de Santa Bárbara en Venadillo parece una catedral.
Tal vez por la decoración interior pero no por el tamaño, ya que es una templo de una sola torre y más bien pequeño.
Se nota que ese lugareño tiene buen sentido de pertenencia por su tierra.
Enfoco con mi cámara una de las dos ánforas que adornan la fachada eclesial. Se ven muy bellas.
Por el cono invertido de color rojo que tiene arriba, esta ermita me recuerda la iglesia de Armenia Mantequilla.
En un costado de la plaza principal, el alcalde actual habilitó locales para la venta de avena a $2.000 el vaso, pero primero le dan la prueba al cliente, para animar su paladar sediento.
En esta localidad con más de 30 grados de temperatura al medio día, cómo cae de bien una avena refrigerada.
Y sí, es agradable esa bebida, pero me pareció demasiado dulce.
Deberían hacer dos preparaciones: con poca y suficiente azúcar.
De todas maneras para cualquier pueblo, es muy importante tener un plato típico.
Cada que me acuerdo de Venadillo, la asocio con la avena que tomé hace años, cuando viajaba de Ibagué a Medellín.
En cambio cuando recuerdo la visita a Alvarado o Pasocabildo, mis pailas gustativas no saltan de emoción ni se me hace agua la boca.
En esos locales también ofrecen, costilla de cerdo frita, morcilla, chicharrón, empanadas y otras delicias.
Para mi gusto no es un sitio agradable, pues una jauría de perros permanece alerta ante los comensales, algunos de los cuales comparten la comida con los canes.
La chica que atiende en Avena Nicol, esa sí me impresionó por su amabilidad y belleza.
Decoran el parque varios venados, unos en cemento, muy deteriorados y otros sí más artísticos, elaborados en bronce.
Camino hacia la Casa de la Cultura, más bien pequeña.
Por allí me encuentro unos silos gigantes en donde se almacena el arroz cosechado.
Desde la apertura económica del presidente Gaviria, los arroceros tuvieron que competir con los bajos precios internacionales y muchos se fueron a la quiebra.
Me cuentan que al otro lado de la carretera troncal está El Palmar, un balneario agradable y de aguas cristalinas.
Para el día de hoy, de sol tan fuerte, debe ser muy bueno un baño en río. Esto sí es viajarenverano.
Menos mal en un municipio de clima cálido como Venadillo, abundan charcos, ríos y quebradas en los balnearios La Planta, La Cubana, Charco Azul, La Cascada, entre otros.
También conocí el Centro Social Palo de Agua, con piscina y salón social.
El alcalde de Venadillo hasta el 2019 es el señor Oscar Barreto Quiroga.
Acá viven en total 19 mil venadillunos, trece mil en el pueblo y seis mil en las fincas.
A las cuatro de la tarde doy por terminado el periplo y abordo un bus de Rápido Tolima que va para Medellín.