Carnaval de Riosucio 2015 (Primera Parte).
Sábado 3 de enero de 2015
Este año, con tres amigos más, nos hospedamos en un hotel de Supía, para asistir al Carnaval de Riosucio. Y fue muy buena la decisión, pues dormíamos sin bulla y el recorrido entre Supía y Riosucio, se hace en solo 20 minutos por una vía en ascenso de 10 kilómetros, con algunas curvas, pero en perfectas condiciones.
El servicio de busetas entre ambas ciudades es constante y el pasaje por persona cuesta solamente $3.000.
Al bajarnos a las 2:30 en el Terminal de Transportes de Riosucio, supimos que el desfile ya había comenzado, pero lo que nos faltó por ver, lo fotografié yo, más adelante, cuando la procesión llegaba a la plaza de San Sebastián, y con sol favorable. El mismo que tuvimos sobre la avenida Ciprés, donde comenzó la manifestación.
Este año el ‘Desfile de las Colonias’ tuvo suficientes participantes, y se vio muy bonito y colorido. Recuerdo grupos entusiastas como los de Barranquilla, Cali, Pereira y Medellín, así como la comparsa del hospital local, los ‘Guardianes de la Heredad’, las familias Vargas y Londoño Rendón, entre otras. Una gran diabla de color verde es la imagen central del desfile. Esta noche será la imagen de Lucifer, el atractivo principal de la fiesta.
La mañana fue espectacular, no se podía esperar un sol más luminoso y un cielo más abierto. Mientras esperaba encontrarme con mis amigos, conversé en el Bar Los Arrayanes, con un lugareño entretenido. Francisco me cuenta que este Bar Los Arrayanes tiene la particularidad de que es muy fresco, pues por las ventanas de atrás entra la brisa que circula por todo el salón de billares y las mesas de la parte delantera.
Bajo a la Plaza de la Candelaria, a disfrutar del ambiente festivo que reina en todas partes. No sé, pero se respira un ambiente muy bacano, como tan tranquilo, se siente uno muy seguro en este pueblo grande, que es Riosucio. Toda la gente se ve muy sana, disfrutando chévere de la tarde festiva.
Varios músicos interpretan la tradicional melodía cuya letra dice:
‘Quisiera ser el Diablo, salir de los infiernos, con cachos y con cola
el mundo a recorrer,
llevar en mi carrera, mujeres mal casadas y viejas habladoras
a los infiernos arder…’.
No he podido comunicarme con mis amigos, debido a tanta gente como hay ahora en Riosucio, los sistemas de comunicación celular y a través de Internet, colapsaron, hemos regresado a los años 80 cuando no disfrutábamos de las TICs actuales. No ha sido posible hacer una llamada a celular, en toda la tarde.
Y sí, fue gracias a un accesorio antiguo: el pito de árbitro, como me ubicaron los amigos al verme pasar. Pues nos alegramos del encuentro y luego los cuatro, fuimos a tomar tinto y ver el ambiente de regocijo de la plaza de arriba.
Ya oscureció y se pusieron de moda los cachos luminosos que venden en varias partes, a solo tres mil pesos. Entonces los cuatro amigos decoramos nuestras testas con ese par de cachos rojos tan vistosos. Inmediatamente nos hicimos fotografiar para intentar enviar por WhatsApp, un registro al resto de compañeros, que se encuentran en otras latitudes.