Guayabetal (Cundinamarca).
Sábado 3 de diciembre de 2016
Entre paredes naturales.
Apenas llegué a la plaza principal de Guayabetal, procedente de Cáqueza, un lugareño definió muy bien esta localidad.
Cuando le pregunté ¿Qué hay para conocer acá?, el hombre dijo simplemente:
‘Lo que ve’.
Y sí, aparentemente eso es todo Guayabetal: un espacio público pequeño, formado por edificaciones de tres plantas, pues el espacio disponible para construir es mínimo.
El pueblo está rodeado de cerros altos y fue levantado como en una hondonada.
De todas maneras no faltan en los alrededores paisajes de ensueño y escarpadas riesgosas para practicar deportes extremos y disfrutar de la naturaleza.
Guayabetal no tiene tierras planas para siembras extensivas. El producto que más se cultiva es el sagú, con el cual se hacen las achiras, aquellos bizcochitos de harina que se comercializan en la vía al Llano.
El parque de Guayabetal se observa como apretado entre las edificaciones altas. Tiene una cancha mixta cubierta en uno de los extremos y, en el mejor sitio del centro, está edificio de tres plantas de la Administración Municipal.
Otra construcción moderna es la del Colegio La Inmaculada, en el costado occidental de la plaza.
El sacerdote diocesano casi no me deja entrar a la iglesia a través de la casa cural, pues el templo está preparado para un matrimonio y ‘las novias son muy celosas de que nadie vea los arreglos antes de la ceremonia’.
‘Ni el vestido, antes de que el novio se lo quite’, completó alguien.
El templo parroquial es sencillo, con muchas imágenes de santos en las naves laterales.
Vía en construcción.
Bajando de Cáqueza me tocó un conductor amable, de los que no responden con una sola palabra, sino que dan información amplia cuando se les solicita.
Entramos a Puente Quetame, el corregimiento de Guayabetal. Ahí cerca construyen puentes para la doble calzada Bogotá-Villavicencio.
También pasamos por MonteRedondo, donde está la salida para San Juanito y El Calvario, dos municipios del Meta.
Y más adelante nos encontramos Quebradablanca, con el viejo puente metálico en arco, que ya está en desuso.
En junio de 1.974, ocurrió acá una catástrofe con más de 500 muertos debido a la ola invernal. Muchos buses de pasajeros esperaban paso para continuar hacia sus destinos y de pronto se vino un derrumbe de tales proporciones que Quebradablanca fue declarado campo-santo.
En agosto de 2018 también ha estado cerrada la vía Bogotá-Villavicencio en prevención de una calamidad semejante y en los noticieros hemos visto caer una residencia, en los deslaves ocasionados por las lluvias.
Mediante pernos se logra contener la montaña para dar paso a la doble calzada Bogotá-Villavicencio y los túneles permiten vencer la resistencia de la cordillera oriental.
Ya construyeron el viaducto arriba de la plaza de Guayabetal, por donde irá el tráfico que sube de la capital del Meta.
Por ahora la vía es de dos sentidos, pero luego este sendero que atraviesa el pueblo, será solo para los carros que bajan de la capital del país.
‘La Avenida’.
Regresé a la vía principal que baja entre comercios y algunas residencias. ‘La Avenida’ es pues la zona comercial de Guayabetal.
Lo que más se vende allí son las arepas boyacenses rellenas con queso, que se asan a la vista del cliente. Muchos conductores paran a desayunar con esas delicias hechas de maíz. También ofrecen achiras, rosquillas y pan de arroz.
Este pueblo se formó con las residencias que algunos vivientes de las 33 veredas fueron construyendo para alojarse cuando bajaban a la carretera troncal. De ahí que la población es más bien de origen campesino.
En la Plaza de Mercado cubierta que está sobre la avenida, me sirvieron un rico chocolate por mil pesos. Allí son pocos los puestos de verduras, más que todo es un centro de restaurantes que aprovechan algunos paseantes cuando bajan hacia Villavicencio.
Antes del medio día salgo hacia Puente Quetame donde tomaré otro carro para Quetame: la cabecera municipal.
Estudiantes de la Universidad Externado de Colombia realizaron un corto video que muestra cómo ahora Guayabetal vive tiempos de paz. En la década del 90 este municipio cundinamarquez fue muy asediado por grupos guerrilleros.
En esta localidad habitan en total 4.700 guayabetalunos, 1.300 en el pueblo y 3.400 en los campos.
El alcalde de Guayabetal hasta el 2019 es el señor Javier Ricardo Castro Duque.