Hatonuevo (La Guajira).
Jueves 27 de octubre de 2016
Hatonuevo no es el típico pueblo guajiro que haría suspirar a cualquier turista del interior.
Aquí no hay paradisíacas playas ni extensos desiertos de arena. Se trata de una localidad reciente con apenas 25 años de vida municipal, ubicada al sur del departamento, entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía del Perijá, la misma que se extiende a lo lardo del límite con Venezuela.
Mi interés al venir a Hatonuevo era conocer la cuna del poeta ciego Leandro Díaz, el compositor de la melodía que recuerdan hasta los enemigos del vallenato y que falleció en el 2013 a la edad de 85 años.
Quienes gustamos de la música de acordeones, nos extasiamos al escuchar cómo:
‘…cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana’.
Matilde Lina vive todavía en Valledupar y alguna vez reconoció que aunque Leandro la pretendió, nunca fue su compañera toda vez que ‘usted es un hombre muy comprometido’.
En la glorieta de la gran pala, a la salida de Albania, eché dedo hasta cuando me recogieron en su camioneta dos hombres que iban hasta mi destino.
Al principio pensé que los dos señores eran contrabandistas de armas, pues a mitad de camino y ante la posible presencia de la policía, el chofer se bajó a guardar atrás, algo que llevaba en el asiento trasero. Eso fue lo que supuso mi imaginación.
Pero qué va, lo que traía a mis espaldas era una pinpina con gasolina que vació en el tanque del carro porque si no, la policía se la hubiera quitado.
A la entrada a Hatonuevo se ve un barrio con casas nuevas que construyó El Cerrejón para sus trabajadores.
Este pueblo está ubicado cerca a las minas de carbón por lo que la mayoría de los hatonueveros trabajan para empresa multinacional.
La Casa de la Cultura es una edificación con todas las comodidades.
Un sitio bonito de Hatonuevo es el que todos conocen como ‘La Virgencita’. No solo hay allí una imagen virginal, sino una torre con reloj. Se encuentra en el centro del pueblo que es la zona más comercial.
La iglesia católica pequeña, casi una capilla y el moderno edificio de la alcaldía no se ubican en el corazón de Hatonuevo sino un poco afuera.
Frente a la administración municipal hay una gran explanada con su respectiva tarima en donde cada año se celebran las Fiestas de la Amistad.
Allí se congregan las mejores agrupaciones de música vallenata para rendir homenaje a los inmortales juglares de La Guajira.
Ya por la tarde una moto-triciclo me condujo hasta ‘El Pozo’, un excelente balneario con tarima pequeña a un lado. Hoy no hay muchos bañistas, pero los fines de semana no cabe la gente que llega a disfrutar del original charco.
Los pelaos se lanzan desde el copo de los árboles que rodean la alberca para caer jubilosos al agua, después de hacer piruetas en el aire.
La administración anterior, mandó instalar lámparas led para iluminar la calle principal de Hatonuevo. Qué bien.
El alcalde actual hasta el 2019 es el señor Víctor Rafael Ojeda, a quien todo el mundo conoce como ‘El Chino’, por sus ojos rasgados.
Acá viven en total 16.000 hatonueveros, 9.000 en el pueblo y 7.000 en las veredas.
Tremenda forma de viajar la suya. Y el blog es sencillo pero ameno.Una especie de Andrés Hurtado que pueblea.
Hombre gracias, al menos que te gusten mis publicaciones ya me honra. Saludos.