María La Baja (Bolívar)
Después de visitar Soplaviento llegué a Mahates y ‘El Viso’: la entrada a María La Baja.
Hice el recorrido en moto antes que el sol marcara el cenit y la temperatura elevara la línea roja de los termómetros.
El color ocre de mi ropa encubre el polvo de la vía sin pavimento, como quien oculta el rastro de un delito o la evidencia ante una malversación.
Y es que sí, me decía un lugareño, ‘varias veces se ha cobrado por el pavimento de esta carretera sin que hasta el momento sea realidad’.
Tan pronto llegué a María La Baja apareció la señora que vende deliciosas papas rellenas a mil, acompañadas de suero costeño a discreción.
Necesitaba algo de sal y hecho con ternura, a dos manos y con afectuosa presión, como quien amasa un recuerdo o vislumbra una añoranza.
Acompañé el frito con coca cola de $700 en la ‘Panadería Papi quiero pan’.
Recorrí las oficinas de la alcaldía saludando a los funcionarios que, menos mal saben sonreír.
El edificio de dos plantas de la administración está bien, aunque conserva las huellas de pantano del pasado invierno. Al color blanco de la fachada hay que darle una manito de pintura.
En María La Baja hay buen comercio pero se ve desorden y abundan las motos. Sobre el marco de la plaza hay un edificio sin terminar que dibuja un panorama inconcluso.
Tomo algunas fotos a pelaos que disfrutan posando junto al monumento al Simón Bolívar. Por ellos también el Libertador blandió su espada pero los vientos de independencia todavía no soplan en María La Baja.
Hasta las calles que rodean el parque central siguen descubiertas, sin la capa de asfalto que cubra sus entrañas en tierra. Así que hay polvo por todas partes.
Parece ser que este pueblo no ha tenido buenas administraciones municipales.
Un edificio blanco sirve de moderna sede a la Casa de la Cultura Eulalia González Bello.
La tarima frente al parque también es una construcción reciente y fuerte.
Aún se conservan algunas casas tradicionales con cubierta metálica y paredes en madera.
A pesar de las ricas tierras que rodean el casco urbano y de la extensa laguna de María La Baja, el cultivo de arroz decrece y desaparecen los minifundios en manos de las grandes empresas que se enriquecen con el cultivo de Palma de Aceite.
Antes de las cuatro de la tarde corro a alcanzar el bus que sale para Cartagena y que por mil pesos me dejará en la troncal, en donde tomaré transporte para Sincelejo.
Acá habitan en total 45.000 marialabajenses, 18.000 en el pueblo y 27.000 en las veredas.
El alcalde de hasta el 2019 es el señor Carlos Coronel Mera.
En el mes de agosto se celebra el Festival Nacional del Bullerengue en María La Baja.
Así que ambientemos la espera escuchando a las Anónimas y Resilientes y sus Voces del Bullerengue:
Miércoles 1 de noviembre de 2017
Como en Córdoba las motos toman el control. Eso solo demuestra que en este municipio sus alcaldes no son muy de tener sentido de pertenencia.