Nimaima (Cundinamarca).
Lunes 24 de agosto de 2015
Cuando tomaba fotos en la parte de arriba del casco urbano de Nocaima, me recogieron en su auto dos jóvenes que venían de Bogotá a presentar una cotización en la alcaldía de Nimaima.
Los muchachos se interesaron en conocer mi vida de viajero, así que el recorrido se nos hizo muy corto.
Desde antes de llegar a nuestro destino se observa Nimaima allí, recostado en la falda de la cordillera.
Este es un pueblo más pequeño que su vecino, pero tiene cosas interesantes.
La iglesia está en restauración por estos días. Se trata de un templo de principios del siglo XX, con torre y fachada en ladrillo cocido.
A Nimaima nada le falta: tiene cancha de fútbol, un sendero ecológico bien conservado, un monumento al arriero, piscina, tarima para eventos, biblioteca, Casa de la Cultura y en la casa Guadualito ensaya ahora la Banda de Música.
El edificio de la Policía es lo más de grande y moderno.
Más adelante regreso al frente de la alcaldía, en donde florece un curazao inmenso, con tallo de grandes proporciones.
Bajo los samanes, converso con amigos jubilados, quienes me enteran de los últimos sucesos del pueblo, mientras disfrutan de la sombra tan espesa que los cobija.
Los amigos me cuentan que en los límites entre Nicaima y Nocaima hay un destino de naturaleza hermosísimo.
Resulta que la quebrada El Tigre forma una cascada de más de 50 metros de caída. Para los amantes del turismo de naturaleza, esa caída de agua es un sitio imperdible.
En esas me doy cuenta que van a ser la cinco de la tarde, corro a recorrer la alcaldía e invitar a los funcionarios a que visiten mi blog de viajes.
Hay una palmera hermosa a un lado de la Casa de Gobierno. Nunca esperé encontrar cocos en este clima más bien frío.
Por último saboreo una ginger Schweppes con galleta de avena de las que asan en la panadería Trigosol. Qué pasabocas tan deliciosos, a $800 la unidad.
Lástima no poder llevar para mantener en la nevera de mi casa. Con el café de las mañanas, ah, deben saber delicioso.
Este ha sido un excelente día. Hoy he comprobado cómo las oportunidades se le presentan a quien las persigue.
Conversar con los conductores, luego hablar con el funcionario de la alcaldía de Nocaima, fueron situaciones que yo busqué y me dieron resultados óptimos.
En una calle central toda una familia posó para mí. Hermosos los rostros de esos niños. ¡Qué candor!
A punto de oscurecer me entero que no hay más transporte hacia Nocaima. ¡Humn!
Entonces salí a pie hasta el Colegio Cacique Nimay, en donde empiezo a echar dedo. Porque pensé: seguro que este gato negro me traerá buena suerte. Preciso.
Solo estuve diez minutos esperando; dos muchachos que van en una carro con pipetas de oxígeno medicinal, me recogieron cuando ya entraba la noche.
Fue muy bueno el viaje y la conversación con esos dos amigos a quienes motivé para que, ya que viajan permanentemente, hagan un pequeño relato de cada pueblo que visitan.
Ellos tan jóvenes disfrutarán mucho esos escritos cuando tenga mi edad
En esta población habitan en total 5.000 nimaimenses, 2.000 en el pueblo y los 3.000 restantes son campesinos.
El alcalde de Nimaima Hasta el 2019 es el señor Danilo Andrés Rocha Enciso.
Profe, me he hecho seguidor de sus cronicas, me trasportan por nuestra hermosa geografía y me trae a mi memoria mis correrías q tuve en mi vida comercial por nuestra Colombia querida. Felicitaciones. Corrosco, promoción del 77 La Salle Envigado.
Eh, qué bueno que te gusten mis relatos, un abrazo, eso merece un tinto.
Excelente ¡
Hombre Álvaro, me alegra que te guste, saludos.
Buen día, interesante crónica.
Cuando termine la pandemia, espero nos visite nuevamente para mostrarle muchos sitios de interés.
Ah, qué bueno tener a don Héctor como guía, gracias y saludos.