Pacho (Cundinamarca).

Miércoles 26 de agosto de 2015

El pasaje entre La Palma y Pacho cuesta $7.000. A la una de la tarde salí en una buseta que irá hasta Yacopí.

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Nor-Occidente de Cundinamarca.

Este mes estoy conociendo el nor-occidente de Cundinamarca, que tiene muchos pueblos interesantes.

Pacho es uno de los municipios más importantes y de mayor movimiento comercial en la zona. Está ubicado a solo una hora de Zipaquirá, cuando se viene desde la capital del país y en su territorio viven unos 25.000 pachunos.

La buseta en la que viajo,  tiene cuatro trompetas, de esas que suenan ronco, lo más de bacano.

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Balcones en el marco de la plaza.

Por esta vía hay unos precipicios muy profundos y muchos tienen caída vertical. La carretera transcurre a veces entre peñascos, pero también se ven florestas tupidas.

Como a mitad de camino pasamos por el Alto Hinche, donde se juntan las dos vías: la que viene de La Peña y ésta por la que vamos, procedente de La Palma.

Cuando me subí al bus, el conductor no me permitió ubicarme a su lado, pero a mitad de camino, él mismo le pidió al auxiliar que me invitara a pasar a la cabina y ubicarme en el puesto de co-piloto.

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Centro Comercial en Pacho.

A medida que le mostraba cualquier foto, lo fui poniendo de este lado, tanto que a lo último me invitó a comer mandarinas y más adelante, compró cremas de leche, guayaba y queso, no solo para ellos, sino también para este viajero.

Esas delicias las venden en Talanta, un corregimiento por el que pasamos. Son tan ricas como las de San Jerónimo, solo que estos helados cuestan $1.200 cada uno.

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Calle comercial.

Más adelante aparecen rocas grandes como parte de la cordillera. Se trata de vetas en lajas cortantes, a veces ocres, otras veces negras y de diseños diferentes. Me recuerdan al profesor de Publicidad, que me enseñó a valorar esos esbozos de la naturaleza.

Me cuentan que las dos empresas que prestan servicio por acá: Flota Rionegro y Gómez Villa, ambas fueron de Gonzalo Rodríquez Gacha, y que en la fiesta de la Virgen del Carmen, todos los conductores se reunían en la finca del mafioso, y allí recibían muchas atenciones. Alias El Mexicano perteneció a esta tierra.

Ahora suenan en el equipo del bus dos canciones que me gustan: ‘Amor sin alma’ de Gali Galeano y ‘Acéptame como soy’ de Rafael Orozco.

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Escultura de la naranja, en Pacho.

Llegamos a Pacho, ‘tierra de la naranja’. Cada año se celebra acá el Reinado de esa fruta.

Me bajé en el terminal de la empresa Gómez Villa. Pero cerca de la plaza principal, está el otro terminal a donde llegan las demás empresas.

El algo fue un pocillo de chocolate con pan integral recién horneado.

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Templo San Antonio de Padua.

Estuve en la plaza principal, fotografié la iglesia de San Antonio de Padua, que no es mayor cosa.

A continuación anduve el antiguo edificio de la Alcaldía de Pacho, ese sí de una riqueza arquitectónica increíble.

La escalinata para subir al segundo piso es preciosa. Arriba se camina sobre piso en tablas, por corredores con chambrana decorado con plantas de flores.

En el centro y arriba hay una pequeña torre con un reloj antiguo tan valioso, que ha pasado a ser el emblema del municipio.

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Escalas en la Alcaldía.

Lo menos bueno de Pacho es que es un pueblo inclinado. La ventaja es que hay buen servicio de moto-taxis. A uno de ellos contraté para subir al mirador del Barrio Buenos Aires, que está sobre el occidente del pueblo.

Mi conductor fue un hombre de gran pericia que supo sortear muy bien los huecos que no faltan en el ascenso, por una vía de rieles en concreto. A pesar que su moto no es la más moderna ni la más fuerte, el hombre demostró ser buen conductor. Hubo un tramo en el cual pensé que tocaría devolvernos.

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Edificio de la Alcaldía.

Ya en la cima, mi amigo me fue describiendo las características de cada sector. Desde acá se ve muy bien todo el casco urbano de Pacho. Al frente se observa, en una edificación no muy bonita, la plaza de mercado cubierta. Y más arriba, el alto y barrio Simón Bolívar.

A un lado se distingue una edificación de arcos que parece un colegio y corresponde a la Colonia Alberto Nieto Cano.

Hacia el oriente se ve con claridad el alto del Sagrado Corazón, ideal para divisar desde allí en horas de la mañana.

El Cementerio Jardines de la Esperanza aparece acá abajo, lo mismo que el Hospital San Rafael, con su construcción nueva y la antigua, que se conserva como valioso patrimonio arquitectónico de Pacho. En el sur está el Barrio Altos de San Diego.

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Iglesia del Divino Niño.

 

Hacia el norte está la finca que fue de Rodríguez Gacha. Desde acá se distingue la capilla de techo en punta que el mafioso hizo construir como homenaje al Divino Niño.

La iglesia San Antonio de Padua es la principal, en el centro del pueblo. A un lado se levanta una edificación con balcones salidos que mandó construir ‘el mexicano’.

En fin que este mirador es de maravilla, con un buen guía y algunos minutos que estuvimos detallando el paisaje, me dí buena cuenta de lo que es este municipio cundinamarquez.

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Balcones salientes.

En el descenso detallé el cementerio que mandó construir el mafioso.  Allí, cerca del Camposanto Jardines de la Esperanza y el Hospital San Rafael, están enterrados el capataz y algunos de sus secuaces.

De nuevo en el centro de Pacho, subí al parque por la calle que tiene sendos arcos en cada extremo de la parte más comercial.

Por último, a las 4:45 fui al terminal Gómez Villa a reclamar mi morral y pagar $13.000, para viajar en seguida a Bogotá, en un viaje que demora solo una hora hasta Zipaquirá.

Tuve la suerte de ubicarme en el único puesto, detrás del conductor, que tiene vista frontal.

A mi lado va un profesor de la Universidad Uniminuto que se interesó bastante por mi blog de viajes. Ahí mismo ubicó los escritos y las fotos en su celular con Internet.

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Arco en la calle peatonal.

Al salir de Pacho, el bus pasa cerca al Mirador del Sagrado Corazón. La carretera continúa en ascenso hacia Zipaquirá, la primera ciudad del altiplano cundi-boyacense.

Pero antes se pasa por el Alto de El Águila, que es un excelente mirador hacia el occidente, en horas de la mañana. Y está muy cerca de Zipaquirá.

De Zipaquirá hasta el Terminal de Transportes de Bogotá nos gastamos una hora y media. Hace una tarde espléndida, despejada y de arreboles hermosos.

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

6 comentarios en «Pacho (Cundinamarca).»

  • el 13 noviembre, 2018 a las 6:38 am
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    Me encanto lo que observe y lei, desde Venezuela, mi familia esta Cundinamarca Pacho. Gracias siga adelante

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    • el 13 noviembre, 2018 a las 8:32 pm
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      Muchas gracias Rutt, me alegro que le haya gustado.

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  • el 7 diciembre, 2018 a las 1:53 pm
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    Holas, Pacho es muy agradable, clima pefecto y gente amable; quiero volver estas vacaciones pero he buscado en internet un lugar con rio, quebrada para bañarnos con los niños (tradicional paseo de olla) pero no encuentro, agradecería sugerencias indicaciones para planear un día inolvidable en familia. gracias

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    • el 13 diciembre, 2018 a las 1:43 pm
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      Hombre Sandy, no sabría decirte, quizá llamando a la alcaldía sepan darte la información que requieres. Saludos.

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