Palermo (Huila).
Miércoles 2 de abril de 2014
El Terminal de Transportes de Neiva se ve más bien desorganizado, al menos en la parte vieja, donde están las oficinas de rutas hacia los municipios.
Pero hay una construcción reciente con dos torres altas, de donde parten los buses interdepartamentales que, esa sí es más confortable y amplia.
En la capital huilense las busetas salen llenas del Terminal y no se pueden abordar en las calles de la ciudad, en eso sí han sido eficientes las autoridades de tránsito.
Para algunos Palermo es un barrio más de Neiva, para todos es un municipio diferente, a media hora de la capital opita.
El viaje a Palermo comienza por la salida del norte y hacia Bogotá, pero luego hay una desviación sobre el occidente.
Por esta ruta circulan muchas volquetas que traen piedra de mármol de ‘La Lupa’, una mina que se explota desde hace años. Ese producto se lleva a Cali y Medellín, donde hay fábricas de vidrios.
En el sector se ven algunos cultivos de arroz, en terrenos planos, algunos anegados y con muchas garzas blancas que, seguramente encuentra lombrices en las zonas recién inundadas.
Al bajarme en la plaza de Palermo, la mala noticia es que, por estos días están cambiando las redes del alcantarillado, razón por lo cual hay mucho polvo en las calles.
Tanto que una máquina del cuerpo de bomberos pasa por el centro del pueblo, regando agua para aplacar la suciedad.
Lo primero fue visitar las dos iglesias, una al lado de la otra, que hay en el marco occidental de la plaza.
Una moderna y de torre alta, como sin terminar, y la otra colonial, con muros en piedra y techo con vigas de madera, recién restaurada.
Ambos templos están dedicados a Santa Rosa Lía, la patrona de Palermo.
En el parque conversan los palermunos más veteranos, mientras que un par de lugareños negocian con relojes, como ocurre en casi todas las plazas de los pueblos.
Estuve en la Panadería AndaLuz, para probar una ‘Sevillana’, la bebida que nació en Palermo, gracias a don Esteban Castañeda, un señor rico que hace muchos años trajo la fórmula de Europa.
Se trata de una bebida dulce que se elabora con Maizena, huevos, ron, nuez moscada, azúcar y canela. El vaso pequeño cuesta mil pesos, pues claro, con ingredientes tan costosos, tiene que valer.
El señor que venía a mi lado en la buseta, me recomendó ir también a La Gruta, un santuario hasta donde llegan peregrinos a rezarle a Santa Rosa Lía.
El parque de Palermo es bastante sombreado. Allí converso con Paulino Cerquera, un anciano que vive muy contento en este pueblo, por la tranquilidad que se respira en todas partes. Su compañero de banca no sabe mucho de su pueblo, ya que
‘..toy fresco de estar aquíii’,
dice en el tono cantadito, como hablan los opitas.
Más allá del centro camino hacia el Malecón, un parque lineal que apenas están terminando, extenso y bonito.
Muchos miles de millones de pesos se invirtieron, primero en la compra de los lotes, y después en la canalización y ornato de la quebrada Madroño, alrededor de la cual transcurre el parque lineal.
Y está quedando bien bonito, este espacio público. Le cambió la cara a Palermo, según me cuenta Rigo Díaz, un líder comunitario, con quien me pongo a conversar.
En el 2013, la Veeduría de Palermo sacó el primer puesto entre los demás municipios del Huila, seguido de Aipe, Pitalito y El Hobo.
Y es que el gobierno Nacional, es ahora quien entrega las regalías, pero solo para proyectos concertados con la comunidad y que realmente necesite el pueblo.
Anteriormente se construían muchos ‘elefantes blancos’, al capricho de los alcaldes de turno. Ahora no, y esa es la gran labor de la cual, con toda razón, se siente orgulloso mi amigo Rigo.
Lo que vino en seguida fue lo mejor. Pasó frente a nosotros Luis Cerquera, quien tiene una moto Honda reciente, y a él le propuse que me llevara hasta La Gruta, para
visitar a Santa Rosa Lía, y aceptó de muy buena gana.
Luis resultó ser un excelente guía, voluntarioso y querido, quien me iba explicando todo a medida que avanzábamos. Por $5.000, Luis me hizo un tour de ensueño.
Primero fuimos a La Gruta, a tres kilómetros del casco urbano, por una carretera pavimentada, con árboles alrededor, que a veces forma un túnel verde muy bello.
El santuario fue esculpido en una roca negra inmensa y vetiada de blanco. En el nicho está la imagen de Santa Rosalía, y al frente hay un parque con puente de madera, todo muy bien presentado.
En el corredor delantero de una casa, había un par de niños jugando con carritos, los fotografié y quedaron muy bien. Esas escenas ya poco se ven en las ciudades donde, desde cuando nacen, los niños prefieren los aparatos electrónicos.
Hoy ha hecho un medio día muy fresco, el sol no ha salido todavía, por lo cual el recorrido en moto fue muy cómodo para mí. Fuera de que en este pueblo, no obliga llevar ese casco tan engorroso de los motociclistas.
El Centro Cultural es una edificación grande y moderna donde está la Biblioteca y también hay algunos restaurantes.
En la plaza me esperaba una busetica Mitsubichi modelo 95, que me trajo a mí y a diez pasajeros más, de regreso a Neiva.
En Palermo también hay una buena atalaya desde la cual se divisa gran parte de Neiva. Por la noche la vista de la ciudad
debe ser bien iluminada. También pasamos por las partidas para Yaguará, que está a 41 kilómetros de esta desviación.
Llegando a Neiva, se pasa frente al Parque Industrial, sin muchas fábricas; la Zona Franca que construyen para el Sur-oriente colombiano y el Colegio de Confamiliar.
El alcalde de Palermo hasta el 2019 es el señor Víctor Ernesto Polanía Vanegas.
Acá habitan en total 27.000 palermunos, mitad en el campo y mitad en el pueblo.
hola muy buen trabajo de nuestro municipio Palermo Huila
Excelente que te haya gustado, saludos.