Riohacha (La Guajira) 1/2.
Viernes 17 de agosto de 2018
Pasear en bus no es un tormento, así que con frecuencia realizo viajes largos de noche, para ganar un día de hotel. A las 3:30 de la mañana procedente de Cartagena, me bajé frente al Terminal de Transportes de Riohacha, que no es gran cosa.
A esta hora temprana, toda la actividad se desarrolla afuera, sobre la avenida, aunque el Terminal, con locales cerrados, tiene sus puertas abiertas.
Centro Histórico.
Amo a Riohacha, es un pueblo y ciudad a la vez, con atractivos muy amañadores. De las capitales de departamento que más disfruto es esta que tiene el encanto de las olas y la brisa refrescante.
La capital guajira puede utilizarse como epicentro para desde ahí conocer Dibulla, disfrutar de las playas de Mayapo o incluso visitar Maicao. Para llegar hasta el Cavo de la Vela, es más conveniente ubicarse en Uribia.
La Plaza Admirante Padilla es el corazón de la ciudad, allí se puede conocer la Catedral Nuestra Señora de los Remedios y el centro histórico que la rodea, con edificaciones tradicionales.
La escultura de don Prudencio Padilla que engalana el parque central de Riohacha es preciosa. Como buen marino, al hombre se le se ve con su catalejo mirando al infinito y otros accesorios de navegación a sus pies.
Lo mejor de la Plaza Padilla es que a solo dos cuadras están el bello monumento a la Identidad Guajira, del maestro Yino Márquez Arrieta, el mar Caribe y la acera de la avenida primera, donde se exhiben las mochilas que tanto gustan a las damas.
La Playa.
A continuación pasé a recorrer el muelle, en esta tarde preciosa cuando ventea fuerte y se olvida uno del calor. No, qué encanto de sitio el que ofrece Riohacha a los turistas y habitantes, tan central y abierto.
Desde el desembarcadero fotografié niños felices jugando con las olas de espuma blanca que se deshacen en la arena.
Al final del muelle que es también una pasarela, hay dos barcos medianos fondeados contra las tablas, en un mece mece permanente.
Al anochecer me ocurrieron cosas tan chistosas como inesperadas… Vi pasar a un señor joven de gafas y con un libro debajo del brazo. Corrí a alcanzarlo y le propuse:
‘Oiste, vos que parecés escritor, te invito a que vistiés mi blog de viajes…’.
Me atreví a decirle mientras le entregaba la tarjeta del blog.
Pues resulta que el hombre sí escribe temas sobre la felicidad en la Revista Semana.
Se llama David Aljure Saad, y sí, en la publicación encontré un artículo suyo de estos días.
Y la otra sorpresa fue en la Plaza Padilla cuando conversé con una chica que estudia Ingeniería Civil en UniGuajira.
Muy simpática y expresiva, me sugirió puntos para conocer en Riohacha, los cuales ni me imaginaba que existían o no figuran todavía en las guías de viaje, como el monumento a Los Embarrados, las Mariposas Amarillas y la estatua de Federmán. Mañana buscaré esos atractivos.
Sábado 18 de agosto de 2018
Al amanecer tremendo escándalo en la vecindad del hotel. Se iban a entrar a robar y un intruso pretendió abrir mi ventana que estaba sin cerrojo, pero bastó que encendiera la luz para que desistiera de su intento.
Me pareció hasta chévere escuchar esa algarabía en las voces timbradas de los costeños. Pero hacía fuerza para que no cogieran a los ‘delincuentes’, qué tal que linchen al pobre muchacho, seguramente se trata de algún inmigrante venezolano que ante el hambre de sus familias, no le queda más que robar.
En cambio nuestros políticos ladrones salen por televisión de corbata, vestido de marca y camisas inmaculadas.
Mercado Caracas.
En Riohacha no hay muchas busetas de transporte público. El servicio se presta en automóviles viejos que recogen pasajeros en cualquier esquina de rutas determinadas. El usuario paga $1.500 por el recorrido.
Acá el galón de gasolina de las pipinas que traen de Venezuela, cuesta solo $4.000, frente a los $9.000 que vale el galón en el resto del país. Es por eso por lo que el transporte acá, es tan económico.
Tomo uno de esos autos con aire acondicionado para llegar hasta el mercado Caracas, a una cuadra de mi hotel.
En la plaza de mercado escucho hablar a dos lugareños típicos. Las palabras de uno de ellos permite adivinar, el tema que están tratando:
‘Yo lo acepto si lo cojo así bichecito, pero preñada por otro… ¡egda, no joda!’.
Sí, muy difícil casarse con alguien y ‘entrar quedando’, como diríamos en el interior.
En seguida recorro los puntos de venta de artesanías, mochilas y demás tejidos de colores.
Las borlas características de los atuendos wayúu son las que más me gustan.
Alcalde hasta el 2019: Juan Carlos Suaza.
Espere una segunda entrega sobre Riohacha.