San Joaquín (Santander).

Domingo 29 de enero de 2017

Capital del Fique.

San Joaquín es conocido como la ‘Capital Fiquera de Colombia’, y de ahí el nombre que tuvo al comienzo: Petaqueros, debido a las petacas de fique que elaboraban los antepasados.

Infortunadamente esa vocación agrícola de antes, tiende a cambiarse por la ganadería, lo cual implica tumbar árboles y sembrar pasto para formar un ‘desierto verde’.

Este municipio santandereano con gran riqueza hídrica y paisajes maravillosos, se encuentra a 160 kilómetros al sur de Bucaramanga, a 62 de San Gil y a solo 28 kilómetros de Mogotes.

La carretera desde Mogotes hasta San Joaquín es bastante entretenida, sobre todo porque abundan los bosques vírgenes a ambos lados de la vía.

Diálogo con campesina.

A mi lado viene una señora hermosa, con siete meses de embarazo.

Campesina auténtica, orgullosa de su tierra y feliz de vivir en el campo, con otras dos familias vecinas. Tiene dos hijas de seis y diez años y espera el tercer hijo.

Hay que oír la propiedad con la que habla de su casa propia, de cómo con su esposo piensa levantar un estable para tener vaca y proteína suficiente, pues el terreno propio no dispone de potrero para alimentar la res.

Mi vecina cuenta que sus hijas  son muy juiciosas y buenas estudiantes. En su televisor solo se cogen dos canales, pero es poco el tiempo que dedican a la tele.

Cada ocho días la señora baja a Mogotes a vender los productos de la finca: papa, tomate de árbol o morón (mora de la grande).

El primero que sale a recibirla en el camino que sube a la finca es el perro, pero las niñas también esperan que la mamá les lleve una fruta o algún pasaboca.

Un pueblo apasible.

El ‘Alto de los Cacaos’ está en el kilómetro 49 y en el 67 se encuentra la entrada a San Joaquín.

Antes de llegar, y en el descenso con precipicios profundos, se observa el casco urbano de San Joaquín.

Mi amigo el conductor paró para que yo tomara una panorámica.

En las primeras casas del pueblo fotografié la escultura de una hermosa mujer y el óleo con la panorámica del casco urbano.

Luego ingresé al centro, fotografiando la torre de la iglesia que termina en un semi-círculo. Se ve distinguida. Como elegante es la baldosa en el piso del templo.

Descubro el parque y la plaza, con solo dos o tres  establecimientos comerciales alrededor.

El interior de la iglesia es sencillo y la imagen de San Joaquín, patrono del municipio ocupa lugar destacado en el retablo central.

La Casa Cural con fachada en la misma piedra amarilla del templo, es la mejor residencia del pueblo.

El parque tiene mucha grama y en el centro un kiosco decente. No es completamente plano, pero tampoco para caminarlo con la boca abierta.

Cartel.

Desde ese espacio público se observa la leyenda: ‘Yo amo a San Joaquín’ grabado en la falda del cerro vecino. Pa’ que vea…

En la panadería saliendo hacia Onzaga venden unos buñuelos deliciosos. Necesitaba comer algo de sal antes del almuerzo.

A esta hora cuando la mayoría de los sanjoaquinianos hacen la siesta, las calles se ven desoladas.

Qué hermosas las casas con fachadas en tonos pasteles y techos de teja de barro.

Por ser domingo la Alcaldía en la parte de debajo de la plaza, no atiende al público.

Acá viven en total 3.000 sanjoaquinianos, 800 en el pueblo y 2.200 en las veredas.

La alcaldesa de San Joquín hasta el 2019 es la señora Sandra Mireya Estupiñán Serrano.