Santa Ana (Magdalena).
Miércoles 13 de septiembre de 2017
Viaje en moto.
Para este periplo de cuatro pueblos, contraté los servicios de Oswaldo Arévalo, un moto taxista de Talaigua Nuevo que escogí por sus 54 años.
Los conductores jóvenes son impacientes y poco conocen sobre los caminos, los pueblos y sus historias.
Y resultó la mejor elección, pues mi amigo conduce con prudencia, es amable y comedido, para detener la marcha cuando veo algún motivo digno de recordar.
Para llegar a Santa Ana desde Talaigua, se atraviesa el moderno puente sobre el brazo del río Magdalena y a cuatro kilómetros está Santa Ana.
Este pueblo del departamento del Magdalena es más grande, con comercio más abundante y el doble de población que Talaigua, aunque no tan acogedor como su vecino que, por estar al otro lado del río hace parte del departamento de Bolívar.
Mirado desde lo alto, en el pueblo prevalece el verde de los árboles frondosos que abrigan los frentes de las casas y el solar donde se alimentan las gallinas y los perros duermen su interminable siesta.
Depresión Momposina.
Talaigua y Santa Ana, junto a San Zenón, Mompox, Margarita y los Loba, se asientan en la depresión momposina, una región baja y cenagosa en la que la vida crece sin tregua, gracias a las aguas del río que abrigan la planicie cuando se salen de madre.
Y una particularidad: la zona comercial de Santa Ana está en el sector que acá llaman de Los Tubos, en tanto que al fondo, donde se ubican la iglesia y la alcaldía, el barrio es más residencial y tranquilo.
El templo parroquial de una sola torre se vería mejor pintado con tonos pasteles. Ahora luce blanco y tiene al frente un parque pequeño, pero no el único, en donde me hice fotografiar de mi conductor.
Los paisanos que cruzan al frente del templo apuran el paso cuando sienten sobre sus espaldas la mirada inquisidora del Cristo Rey que corona la fachada de la ermita de Santa Ana.
La administración municipal dispone de un edificio de dos plantas y buen diseño.
Saludé a los funcionarios de la alcaldía y los invité a visitar mi blog y a continuación seguimos en la moto hacia Pijiño del Carmen.
Calor húmedo.
Hace mucho calor, el aire cálido que roza la piel no logra contener de la humedad que fluye por los poros. En la Panadería La Exquisita la más grande de Santa Ana, pido una bebida re-hidratante que más demora en entrar al cuerpo que en brotar de él, en chorros de sudor.
El cielo está nubado, ojalá no llueva, pues con el piso mojado es más difícil y arriesgado andar en moto.
En este municipio viven en total 23.000 santaneros, repartidos por partes iguales en el pueblo y en los campos.
La alcaldesa de Santa Ana hasta el 2019 es la señora Lourdes del Rosario Chicre Campo.
Es que en el caribe cuando quiere llover y se mantiene así, el ambiente se pone realmente húmedo y da mucho sudor.
Así es, pero de todas maneras, es rica la tierra caliente.