Útica (Cundinamarca).

Al mediodía, estando en el  municipio cundinamarquez de Villeta, abordo una camioneta de marca china, tipo super carry, en la que en hora y media, llegaré a este municipio que, alguna vez fotografié a seis mil pies de altura, cuando el avión en el que llegaba a Bogotá, se preparaba para aterrizar en El Dorado.

Desde aquel vuelo, al ver ese poblado tan bonito, ubicado entre los dos brazos de una ‘Y’ formada por el rio negro y la quebrada negra, me dieron ganas de conocerlo, ese deseo se convirtió en fijación. Hoy se llegó el día, ¡qué maravilla!

Foto aérea.
Útica desde el aire.
Torre.
Aguja de la iglesia.

Bello desde arriba y desde abajo.

Por Internet había visto varias fotos de Útica, especialmente bella una, tomada por John W. Montoya, en la cual se aprecia todo el valle rodeado de montañas, en donde se asienta este municipio.

Y a mitad de camino entiendo que hay otro trío de pueblos que podría conocer en otra venida. Se trata de La Palma, que está a hora y media de Útica, y Caparrapí que queda a dos horas. Sin embargo entiendo que también desde Zipaquirá y Pacho, se puede llegar hasta esos dos destinos.

Panorámica.
Panorámica de Ruta 55.
Alcaldía.
Sede administrativa.

Viaje agradable.

La vía entre Villeta y Útica es entretenida. A los lados predomina el bosque virgen y uno que otro cañadulzal, pues esta es una región productora de panela.

En el 2015 gran parte de la carretera estaba sin pavimentar, pero en buenas condiciones. La ruta asciende hasta el corregimiento La Magdalena, del municipio de Quebradanegra, para descender luego hasta Útica.

Hacha.
Homenaje a los exploradores cundinamarqueces.
Mesas.
Plaza donde compartir con amigos.

Grandes piedras.

A la una y media de la tarde me bajé en la plaza principal, que se ve agradable, amplia y completamente plana. Con muchos árboles y abajo, dónde sentarse a tomar café a la sombra de parasoles decentes.

Frente a la iglesia, que no es muy grande, pero sí esbelta y agraciada, está el monumento al trabajo: hacha, machete y pala de gran tamaño y aspecto decente. Y es que no solo los paisas colonizaron tierras, también grupos de cundinamarqueses aventureros exploraron terrenos caminando hacia el río Magdalena.

Y en varios sitios del casco urbano se exhiben piedras redondas, como un gran botón, que fueron talladas por el río hasta darle esa forma de yo-yo tan particular.

Botón de piedra.
Piedras labradas por el río.

Dos vertientes, dos puentes.

Camino una cuadra después del parque, para ubicarme en el puente sobre el Ríonegro, de aguas limpias y escazas que, más adelante recibirá como afluente las aguas de la Quebrada Negra.

Por ahí se sale hacia los municipios de Caparrapí, La Palma y Quebradanegra.

De nuevo en el parque central, me siento a escribir mientras disfruto de una limonada sin azúcar, acompañada de un roscón de doscientos pesos. Rico casado. Qué impresión el bajo precio de la parva en estos pueblos.

Puente.
Puente sobre el Rionegro.
Estación.
Casa cultural en la estación del Ferrocarril.

A continuación caminé a pie hasta el otro puente, sobre la Quebrada Negra. Hubiera querido ir en moto-taxi, pero acá como que no son tan comunes.  Esta vertiente lleva aún menos caudal y corre entre un ducto de arena recién arreglado.

La estación del ferrocarril que alguna vez pasó por Útica, se conserva bien y ha sido convertida en Casa de la Cultura y centro de cómputo al servicio de los uticenses.

Allí también se conservan algunas de las piedras gigantes, labradas por el río Negro.

Por carrilera.

Y aquí, como en Caracolí (Antioquia), también se aprovechan los cinco kilómetros de vía férrea que aún quedan, para transportar personas y material a los centros de canotaje y poblados vecinos.

Para ello construyen carrocerías rústicas pegadas a motos de buen cilindraje.

Regreso en camioneta.

Antes de las tres de la tarde doy por terminada la agradable visita a Útica, y abordo una buseta de marca china que por $6.000 me regresó a Villeta.

Esta vez yo soy el único pasajero, pues al dueño del carro le urge llegar a Villeta, en donde hay muchos pasajeros esperando transporte hacia Útica. 

El conductor me habla muy bien de las 16 busetas marca Wuling Rongguang, que trabajan para esta zona y después de cinco años, siguen prestando excelente servicio.

Son carros para siete pasajeros, con motor Suzuki, y carrocería semejante a las super carry de Chevrolet, como la que yo tuve.

Segundo puente sobre la Quebrada Negra,.

Me bajé antes de Villeta, en la parte donde se juntan la vía a Útica y la troncal que sube de Villeta a Bogotá. Allí tomé otro transporte para el municipio vecino. 

Acá habitan en total 4.500 uticenses, 2.500 en el pueblo y 2.000 en las veredas.

Alcaldes de Útica han sido: 2016-2019 Alfonso Mahecha Arias; 2020-2023 Edgar Fabián Linares Triana; 2024-2027 José Alexander Bravo.

Fecha de la visita: sábado 28 de febrero de 2015.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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