Desfile de Autos Clásicos y Antiguos 2016 Medellín (Antioquia)
Sábado 6 de agosto de 2016
Este año la versión número 21 del Desfile de Autos Clásicos y Antiguos, como es costumbre, salió de las instalaciones del periódico El Colombiano.
El desfile se lleva a cabo desde 1.996 luego que tres de las Asociaciones de amantes de los Autos Clásicos, se comprometieron para tener en Medellín un Museo del Transporte.
Todos los años y como un evento de la Feria de las Flores, desfilan más de 200 carros que pagan una cuota con la cual se ayuda a entidades de beneficencia.
Directivos de las tres Asociaciones de Autos Antiguos son los que diseñan el recorrido y autorizan los carros que deben participar.
En los parqueaderos de la avenida Las Vegas, donde estaban los carros que participaron en el desfile de autos de colección,
comenzó mi éxtasis viendo tantas bellezas juntas.
Entonces las fotografié con calma, de cerca y procurando destacar detalles de los tableros, las farolas o las persianas, de esas piezas de museo que son mayoría de los autos que rodaron hoy por las avenidas de Medellín.
Todos los ocupantes de los vehículos deben vestirse de acuerdo a la época en la cual fue fabricado el vehículo.
Esa directriz que se cumple al pie de la letra, le da un encanto adicional al desfile.
Este espectáculo es visto por más de un millón de personas en las calles del Área Metropolitana y a través de los canales de televisión e Internet en Colombia y el mundo.
Antes de arrancar se llevó a cabo el acto protocolario con la presencia del alcalde de Medellín Federico Gutiérrez y el burgomaestre de Envigado Raúl Cardona González.
Este año la máquina de Bomberos que participó en el desfile no fue la de dos cuerpos que hemos visto en otras oportunidades, sino una bien conservada de color rojo y accesorios dorados.
En la 21° versión del Desfile no salieron tantos autos Bel Air y aquellos hermosos Chevrolet del año 1.957, para dar paso a autos ‘nuevos’ que siendo antiguos no había participado en desfiles anteriores.
Autos antiguos también pequeños.También hubo camperos del ejército, algunos camiones de reparto y muchos automóviles viejos y pequeños que me encantan, como el Austin negro de farolas pegadas al capó.
Casi siempre los carruajes llevaban familias completas o grupos de amigos vestidos a la usanza o al estilo safari, acorde con el tipo de campero.
En esta oportunidad también vimos los coches fúnebres como el Packard Blanco de 1.949 o el Pontiac modelo 1.938. Todos lucen hermosos colores y carrocerías bien conservadas.
Decoración con predominio de líneas.
Me encantó un auto Chrysler color salmón que recorrió las calles con dos chicas vestidas con atuendos antiguos, del mismo color del vehículo.
Ese auto tiene los relojes intactos y la cabrilla y el tablero en un material nacarado, bellísimo.
Vestuario de acuerdo con el modelo del auto.
En cuanto a los camperos destaco las sirenas de los militares y el ramo de rosas del Jeep Willys color rojo.
Algunos de los carros que más llamaron la atención en este museo rodante fueron, el Studebacker rojo, la ambulancia verde claro y un auto marca Cadillac de color amarillo limón, muy bello.
Hermoso estuve el desfile, para quienes tenemos más de 50 años es un atractivo imperdible, aunque los más jóvenes también lo disfrutan dado que ya no se fabrican vehículos con latas tan fuertes y diseños tan hermosos.
Bomper, persiana y faroles de gran belleza.
Qué parachoques tan fuerte, cromados firmes y brillantes y el logo de la marca intacto en el centro del capó.
El buen gusto y el romanticismo se destacan en estos autos de colección.
Cómo no emocionarse viendo las canastas de fibra natural que algunos carros llevan sobre el porta-equipajes.
Y quién no se conmueve cuando oye sonar el claxon ronco de uno de estos coches de vieja data.
La elegancia y distinción de un tablero niquelado o una rueda con radios, de ninguna manera pasan desapercibidos.
Y ni hablar del hermoso MG de los años 40, con todo auténtico: las farolas unidas al guarda-barro con un mango curvo, las exploradoras, el radiador de marco niquelado, los rines de radios, el capó de dos alas plegables, no, qué preciosidad de carro.
Cuando salí de las instalaciones del periódico me admiró ver al alcalde Federico Gutiérrez como un espectador más en la acera de la avenida La Vegas.
