El Espinal, Tolima.

Jueves 26 de julio de 2012

Pagué diez mil pesos por el tiquete de Fusagasugá a El Espinal. Abordé un bus grande y viejo, en el que ocupé la primera silla detrás del auxiliar, con excelente vista frontal sobre el paisaje tan bello, de este día y esta zona, al sur de la capital.

Catedral
Catedral Nuestra Sra. del Rosario.

El tramo inicial de la carretera saliendo de Bogotá, es de descenso sostenido, por una vía muy amplia que me recuerda aquel día de 1.980, cuando vine a la capital del país, por mi primer carro y anduve por esta vía en mi nuevo Renault 4 color rojo. Qué emocionante fue ese ‘acontecimiento’.

Luego de Boquerón, comienza el descenso más pronunciado y de muchas curvas, abundantes rocas y la Nariz del Diablo a la izquierda, y a la derecha, el río Sumapaz, muy seco ahora por el verano. Lo bueno es que están haciendo ya otra vía alterna, para que una sea solo de bajada y la otra para los carros que ascienden hacia el norte.

Catedral.
Imágenes de los evangelistas.

Hay muchos kilómetros de carretera ya en doble vía con separador, no solo por los lados de Melgar, sino cuando se toma la vía para Ibagué y El Espinal. El pueblo que se observa en el oriente, como puesto en la ladera de la cordillera, es Icononso.

En Melgar el bus se detuvo unos minutos. Más adelante pasamos por Tolemaida, en cuya portada se aprecia la escultura de soldados en combate. Sin embargo, esa figura deberá ser reubicada ahora, cuando ya se construye el viaducto que pasará frente a la Base Militar.

CC
Pueblito Espinaluno.

A la entrada a El Espinal está el Pueblo Espinaluno, una especie de centro comercial construido en guadua que, al parecer, no ha tenido el éxito esperado. Tiene incluso capilla, plazoleta con banderas, pero solo el 20% de los locales comerciales están ocupados. Aquí se celebran  con mucho bombo cada año, las Fiestas de San Pedro y San Pablo, y el plato típico es la famosa Lechona Tolimense.

Se nota que El Espinal no ha tenido buenas administraciones municipales. Se ven ventas estacionarias, incluso en la acera del costado norte de la plaza. He visto indigentes jóvenes y no se aprecia mucho orden en el pueblo.

Edif.
Antiguo edificio de la Alcaldía.

Sin embargo, el edificio Pablo Emilio Rodríguez Ruíz, que sirve de sede a  la Alcaldía Municipal, ese sí está bien presentado, y la antigua sede de la alcaldía, se conserva muy bien.

Estuve un rato escribiendo el diario  en la Biblioteca del Club de Leones, donde daban clases de Peluquería. Luego vine al parque Castañeda, el que está detrás de la iglesia, al Bar Mandarina & Limón, un establecimiento muy agradable que tiene WiFi. Durante el camino y al llegar al Bar, tres personas diferentes me advirtieron  que debía tener cuidado con los ladrones, si andaba con el computador en la mano.  Así que Germán Darío, cuídate.

Viernes 27 de julio de 2012

Una cosa muy especial de la Catedral Nuestra Señora del Rosario de El Espinal, es que tiene puerta de ingreso por delante y también por detrás, por el parque Castañeda, por donde también hay dos puertas para entrar. Esto  no lo había visto antes en ningún otro templo.

Bici
Bicicletas, muy usadas en El Espinal.

Mientras desayuno y espero el paso de la buseta, observo todo lo que ocurre en la calle. Noto que acá es frecuente ver a hombres de edad montados en ciclas tradicionales, de las que tienen guarda-barro completo y palanca de frenos bajo las maniguetas. Se ven muy bien esos señores que peinan canas, haciendo los mandados en sus bicicletas o simplemente dando vueltas por el pueblo para evadir el tedio. Me acordé de Clímaco Toro, y sentí como si regresara a los años 50 en Santafé de Antioquia

Y fue muy gracioso ver tantas historias ocultas en los transeúntes, las mismas que yo me esforzaba por adivinar. Por ejemplo, pasó una señora joven, con su hija de cinco años parada sobre la barra de la cicla, lo más de segura y derechita. La lleva para el Jardín, a juzgar por la hora de 7:50, cuando la señora paró en la panadería, a comprar un yogurt para la media-mañana de la infante. En la ciudad no es fácil que una niña de esa edad se sostenga erguida en la cicla, con solo agarrarse del cuello de la mamá.

Al ver a Jorge Alberto, con la escalera sobre el hombro derecho y la bicicleta sostenida con el brazo izquierdo, nadie pensaría que iba a ser capaz de semejante gracia, hace 47 años cuando nació, con solo siete meses de gestación. Y véalo ahora tan acuerpado y fuerte. Jorge Alberto va a aprovechar el verano, para limpiar las canoas del techo que se llenan de hojas caídas del árbol, cuyas ramas dan sombra en el patio y hasta el techo. Me acordé del momento aquel cuando el Dr. Juvenal Urbino prestó una escalera para bajar el Loro de Paramaribo, que se había subido al palo de mango de su casa.

Luego llegó a la esquina de la sexta con sexta,  el vendedor de la distribuidora de productos de panadería, que trajo el pedido tomado ayer. Aquí se utiliza mucho la moto grande, para amarrarle un tráiler atrás y repartir productos en cantidades pequeñas.  Más adelante, en una tienda, observé el vendedor de gaseosas descargar otro pedido del remolque de su moto.

Ya venía mi buseta para el Terminal, cuando escuché al vendedor de masamorra pregonar su producto.  El hombre grita masamoooooorrrrrraaaaa, en un alarido sostenido, muy chistoso y original. Es imposible que alguien imite la creación de este vendedor espinaluno.

Casa
Casa Tradicional de El Espinal.

Cuando supe que la buseta daría una gran vuelta antes de llegar al Terminal,  me dediqué a observar muy bien todo. Como por ejemplo el Cementerio Jardines del Rosario, frente al cual pasamos primero, pues más adelante conocí el Cementerio Central, ese sí más sencillo y corriente. Porque Jardines del Rosario tiene la particularidad que, todas las tumbas están decoradas con ramos de flores artificiales del mismo tamaño. A pesar que las flores no son naturales, ya ve, no se aprecia mal ese camposanto, pues la particularidad de los adornos floridos, lo hace muy original.

Yo creía que las tiendas de abarrotes y verduras que vi ayer cerca del centro, era la única plaza de mercado del El Espinal. No que va, esa es la que se utiliza en semana, porque para los domingos existe, un poco más retirada de la plaza principal, una galería que ocupa toda la manzana y es lo suficientemente grande para atender los innumerables compradores de los días festivos.

Escultura
Homenaje al Bunde Tolimense.

Otro detalle que me llamó la atención durante el recorrido en la buseta, fue ver en varias carnicerías de barrio la bandera roja, puesta sobre cualquier palo, para indicar a los vecinos que ‘hoy sí se mató novillo y hay suficiente carne de res fresca’. Así a los paisanos de la misma calle, les basta comprobar,  desde la ventana o la puerta de su casa, si el trapo rojo está izado o no, para cambiar las chanclas viejas, por zapatos de calle, sacar la billetera, coger las llaves de su puesto e ir a mercar la proteína.

Ya antes había admirado la escultura como homenaje al Bunde Tolimense, obra del maestro Francisco Cardona Suárez, una mujer estilizada que a decir de alguien, ‘es el espíritu del bunde, hecho mujer’.

Durante este largo recorrido pude constatar cómo El Espinal sí tiene buena arborización, por todos los barrios periféricos. Qué bien. En estos pueblos donde hace tanto calor, es bueno disfrutar de la sombra verde frente a las casas.

Tambor
Monumento a la Tambora.

Así, mirando todo y detallando al máximo las calles, no se me hicieron tan penosos los 30 minutos que demoró el recorrido hasta el control de busetas, cerca al monumento a La Tambora. Porque no obstante el tiempo perdido, me bajé allí para fotografiar ese bello monumento, elaborado por Augusto Cervera Castañeda. Es hermoso, y constituye el ícono más representativo de El Espinal.

La buseta que cogí luego, me permitió conocer otros sitios interesantes, como el Parque Mitológico, un espacio público, como tantos bien arborizados, que hay en Espinal, y en donde se exhiben unas diez esculturas coloridas, que recuerdan los personajes de nuestros mitos ancestrales. Ahí distinguí al Mohan, la Patasola, el Pájaro Silbador, La Candileja, entre otros mitos tolimenses.

Y, contra lo que pensaba ayer, que los espinalunos no son muy amables, hoy pude ver cómo, casi todos los pasajeros, sobre todo las damas, cuando se suben al transporte, saludan al conductor y éste les responde el gesto educado. Me gusta eso.

Máquina.
Cosechadora de arroz.

Pasó de pronto, una gran máquina cosechadora de arroz, que tiene las llantas direccionales en la parte trasera del automotor. Porque el Tolima es uno de los grandes productores de ese cereal, en Colombia. Ya cerca del Terminal, se pasa frente a varios cultivos inundados en los cuales, crecen las plantaciones arroceras.

Y otro cultivo frecuente en el Tolima, es el algodón. Me encanta ver esos copos blancos por montones, en las matas próximas a cosechar. Qué lindo y qué útil es el algodón, para confeccionar telas y ropa, fresca y abrigadora al mismo tiempo. Por más que se produzcan muchas fibras artificiales, y que el poliéster dure más, lo natural es mucho mejor.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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