Durania, Norte de Santander

Jueves 10 de julio de 2010

Uno de los pueblos que me recomendó visitar mi amigo cucuteño, fue Durania. Como que es bonito y lo llaman ‘La Puerta del Sol’.

Y sí, luego de conocer este pueblo, me queda la sensación que es un municipio ‘de corazón abierto’, limpio, ordenado, cuidado con esmero por sus autoridades, el Club de Leones  y sus habitantes. De esas localidades donde provoca quedarse.

Para los amantes de explorar la naturaleza, en Durania encuentran pozos, quebradas, ascenso a cerros altos, recorridos para caminatas, reservas naturales y, sobre todo entorno vivo, gracias al manto vegetal que en gran parte se conserva virgen.

El viaje fue desde la capital nortesantandereana por $8.000, en un bus viejo y grande, pero bastante cómodo. Duró casi dos horas, de 7:00 a 8:45 de la mañana. Se sale de Cúcuta por el municipio Los Patios, que no tiene plaza principal, y la doble calzada llega ahora, hasta el peaje de Los Acacios, más allá de Los Patios.

Durania es un municipio cafetero, venido a menos debido a la plaga de la roya. Incluso cerca del casco urbano casi no se ven cafetales, como que se encuentran por los lados del corregimiento de Sucre. Aquí también se trabaja la madera en muebles y tallas artesanales.

Al llegar a las partidas para Chinácota, se avanza un kilómetro y ahí no más se encuentra, sobre la derecha, la salida para Durania. Muy cerca se pasa por Donjuana, un corregimiento con jardín en la fachada de algunas casas, capilla y parque decentes.

Lo que sigue es un ascenso hasta ‘La Cuchilla’, desde donde se baja luego hasta Durania, pueblo que empieza a verse casi tan pronto como se inicia el descenso. Desde la Cuchilla  hasta el pueblo es apenas media hora de viaje. El conductor, muy amable, detuvo el bus para que yo enfocara mi cámara hacia la panorámica del pueblo.

Al llegar al centro de Durania,   fotografié el interior de la iglesia de San José, que es decente y destacada.

Ya había intercambiado algo con algunos duranenses, que me parecieron muy amables. Una señora me invitó, muy querida, a conocer su casa, con un patio encantador y otro se sintió orgulloso cuando fotografié la baldosa antigua y en rectángulo, que tiene el piso de su residencia.

Este es un pueblo acogedor, bien cuidado, tranquilo y limpio. Con razón es llamado también ‘La Tacita de Plata’. El Colegio José María Córdoba y la Alcaldía Municipal, ocupan edificaciones modernas, recientes y centrales.

En el Parque Principal, muy agradable por cierto,  se observa el busto de don Justo Leonidas Durán, el fundador del municipio, y a quien le debe el nombre. Hermosas palmeras crecen airosas en este espacio público.

Cuando ví venir el carro de regreso, apenas si tuve tiempo para pedir una Pony Malta bebé, pues tenía la garganta seca de tanta caminada. Me tocó viajar en otro bus grande y de muchos años, perteneciente a la empresa Extra Rápido Los Motilones.  Ejhm…

En la parte de arriba, en la entrada al pueblo, está  el Monumento Las Escalinatas, donde se levanta la estatua del Libertador. Y por acá cerca está la Laguna La Barca, sitio de interés turístico.

Antes del regreso, alquilé una moto taxi que me bajó hasta la Piscina Olímpica, en la parte de abajo de la calle principal.

El pasaje hasta las partidas para Chinácota, costó $5.000. Al salir del casco urbano de Durania, está el monumento a la Virgen del Carmen, muy destacado, y desde el cual se obtiene una bella panorámica del pueblo. Y sobre un tramo de la carretera han sembrado a un lado, palmeras reales que crecen bien fértiles.

Hay varias empresas avícolas en el sector, la más importante denominada ‘Casa de Teja’. La vegetación virgen es bastante espesa y el paisaje en general, muy bonito.

Ya descendiendo a Donjuana, se aprecia a un lado de la vía, que sube hacia Chinácota, una meseta verde, hermosa,  algo inclinada y en la cual perfectamente cabría un pueblo.