Lebrija (Santander).

Sábado 12 de julio de 2014

Llegué a este municipio, procedente de Pamplona, directo a  almorzar en el restaurante S & D, en el marco de la plaza, donde hay varios televisores, para mirar el partido Brasil 0 Holanda 3. Por dos mil pesos, allí me guardarán el morral, con NetBook incluido.

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Iglesia de San Pedro, en Lebrija.

Acá viven en total 31.000 lebrijenses,  14 mil en la cabecera y 17 mil en el campo.

Este municipio santandereano está ubicado a solo 15 kilómetros de Bucaramanga. Sus habitantes viven de la agricultura y la industria avícola.

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Piña en el parque principal.

Lebrija es considerada la ‘Capital Piñera de Colombia’, y cada año se celebran allí las fiestas de la piña.

Durante la Guerra de los Mil Días, en una de las veredas del municipio de Lebrija, se llevó a cabo la famosa ‘Batalla de Palonegro’.

Allí murieron miles de colombianos en una contienda que duró 15 días, entre el 14 y el 25 de mayo del año 1.900.  Al final las fuerzas liberales fueron derrotadas por las huestes del gobierno conservador.

Más tarde se construyó cerca a ese lugar, el aeropuerto que presta sus servicios a la ciudad de Bucaramanga.

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Interior de la iglesia principal.

Libre de equipaje, salí a conocer y fotografiar la iglesia de San Pedro de Lebrija. Muy grande, imponente y elegante. De columnas redondas, la cubierta se mantiene todavía con varas de caña brava.

En el costado sur de la plaza, está el Palacio Municipal, de dos plantas, muy bien presentado, y con tres banderas ondeando en lo alto de la fachada.

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Colegio La Merced.

También ocupa una gran área del marco de la plaza, el Colegio Nuestra Señora de la Merced, en un edificio antiguo y decente.

En la calle doce con carrera novena, esquina nor-occidental de la plaza, está uno de los edificios emblemáticos de Lebrija. Se trata de la fuente de soda ‘La Sombra de Piñeros’, que aún conserva el techo con aleros y cubierta en teja de barro.

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Esquina ‘La Sombra de Piñeres’.

Otro edificio insignia de la plaza principal, es la lonchería ‘La Ñapita’, de dos platas, pero con paredes de tapia y techo en teja. Se encuentra justo diagonal a ‘La Sombra de Piñeros’.

Pero lo curioso fue que, cuando tomé la primera foto a la fuente de soda, había ahí una camioneta parqueada, que salió al momento y se detuvo frente a mí.

‘Usted por qué está tomando fotos ahí’ – me preguntó en tono golpeadito, el hombre que venía como pasajero.

Le expliqué que porque ese era un edificio emblemático de Lebrija, una construcción de muchos años y referente de la ciudad, como tantas otras que he fotografiado en muchos pueblos. Al hombre le bastó con esa explicación, y siguió su camino.

Si la cosa se hubiese complicado, previendo tal circunstancia cargo en mi riñonera, la página con el reportaje que me hicieron en El Colombiano, en el 2009, que sería la prueba reina para demostrarle a cualquiera que, soy un simple viajero y escritor de relatos de viaje.

O simplemente lo remitiría a viajarenverano.com.

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‘La Ñapita’, edificio emblemático.

El segundo tiempo del partido, lo vi en la amplísima Cafetería Candelaria, ubicada también en el marco de la plaza principal, en donde había seis televisores grandes transmitiendo el encuentro por el tercer lugar del Mundial de Fútbol.

Lo que me extraña es que en Candelaria no hay muchos espectadores. Yo sí no me quería perder ese partidazo, disfruté mucho este Mundial que, lástima, ya mañana termina con la final Argentina-Alemania.

Lo que sí me llamó la atención en la Cafetería Candelaria, fue la cantidad de mujeres jóvenes y bien presentadas que atienden en ese sitio. Ahí sí cabe decir:

– ‘Está bien que las mujeres bonitas trabajen, pero no todas en Candelaria’ –.

Hoy sábado, claro, hay mucho movimiento en la plaza principal de Lebrija. Gente en las bancas del parque, señores vendiendo mango picado, conos de máquina, dispositivos para hacer bombas de jabón, de los que encantan a los niños, etc.

Fuera de ser fin de semana, hoy es noche de luna llena.

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Alcaldía.

A continuación pedí por $3.000, un salpicón sin helado, una cuadra arriba de la plaza, frente al Hospital y la Estación de Policía. No estaba muy bueno, más color que sabor, y poca variedad de frutas.

Luego del Salpicón, contraté una moto taxi para ir a dos miradores que hay en las afueras y al occidente de Lebrija. Luis Carlos, me llevó en su nueva moto Yamaha.

Muy amable el hombre, le pagué cinco mil pesos, pues se manejó muy bien. Y la buena noticia para mí es que, en las tardes de sábado y domingo, no obliga el casco de seguridad, que es tan estorboso.

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Virgen en el mirador.

Primero subimos al Pesebre, cerca de los tanques del acueducto, al otro lado de la carretera troncal. Allí hay una Virgen grande sobre una gran atalaya.

Debimos tomar las fotos rápido, pues al momento,  cuando íbamos a bajar, según mi conductor, aparecieron dos marihuaneritos a los cuales  saludamos, ya de salida.

‘Tranquilo que yendo conmigo no le pasa nada’, me dijo Luis Carlos

Esa es otra ventaja de andar en taxi o moto: fuera del servicio de transporte, uno dispone de un conductor, amigo y protector, que no tendría en caso de viajar en vehículo particular.

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Vista del centro de Lebrija.

La mejor vista sobre la ciudad, se consigue desde la cancha de fútbol, cerca a un coliseo grande y moderno. Desde allí, se ve muy bien la iglesia, de frente, con sus dos torres y la imagen del Corazón de Jesús, en el centro del frontis.

La vista sí es hermosa, a pesar que ya está oscureciendo y que empieza a lloviznar. Al fondo se ven nubarrones oscuros, así que hoy caerá bastante agua.

También pasamos frente a la Virgen del Carmen, que está a un lado de la troncal, en donde abordaré mi bus para Medellín.

A continuación trabajé en un Café-Internet, pues tengo más de dos horas disponibles, y está cayendo un señor aguacero.

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Imagen sobre la fachada de la iglesia.

En síntesis: Lebrija tiene una plaza principal bonita, un parque bien arreglado y una iglesia de estilo románico agraciada. Pero por las calles que anduve, no se ve nada especial, al contrario, las casas en material, no tienen mucho decorado, son poco agraciadas, fuera de que algunas calles tienen el pavimento muy deteriorado.

Un paisano me lleva hasta la imagen de la Virgen, sobre la carretera troncal. Le agradecí al hombre con un paquete de galletas y un gran elogio a su amabilidad, pues desde el comienzo me advirtió que me llevaría gratis en su moto, aún sin saber de mi movilidad reducida.

No veo la hora de recostarme a dormir en el puesto No. 20 del bus. Menos mal alrededor de la Virgen se ubican varios mototaxistas y vendedores de comidas rápidas.

Por fin a las 9:40 pasó el bus hacia la capital antioqueña.  Fue un viaje muy cómodo, también porque la carretera entre Bucaramanga y Medellín, tiene pocos ascensos o bajadas y por lo tanto escasas curvas.  Colocaron solo una película como de tema cristiano, de resto dormí bien, hasta cuando íbamos ya por la variante de Barbosa, cuando empecé a alistar la salida.

Durante todo el recorrido nos acompañó la luna llena, que esta vez fue una de las más grandes, por la mayor cercanía entre la tierra y su satélite natural.

A las 4:50 abordé el Metro, luego el alimentador y llegué muy contento a  mi destino. Gracias Dios mío por este paseo y por la salud que aún conservo. Ese es el principal tesoro, después de mi pequeña casa.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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