Vergara (Cundinamarca)

Martes 25 de agosto de 2015

Ayer viví un día tan intenso que, aunque en los viajes acostumbro madrugar para que me rinda más el día, hoy no gasté afán para levantarme.

PI
Parque e iglesia de Santa Bárbara.

A las ocho de la mañana, cuando salí al parque de Nocaima, ahí mismo pasó el transporte para Vergara, otro municipio de nor-occidente de Cundinamarca que quiero conocer.

Viajé en un busetón de la empresa El Águila marca Volkswagen, bastante reciente y con buena amortiguación.

El pasaje cuesta  $4.000 y el recorrido entre Nocaima y Vergara, se hace en cuarenta minutos. La carretera está pavimentada, tiene muchas curvas y algunos precipicios, pero es siempre segura.

Antes de llegar al casco urbano de Vergara, la vía forma una gran ‘U’ que se recorre en media hora. Todo ese tiempo permanecen a la vista, algunas edificaciones de  Vergara.

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Calle Principal de Vergara.

Se distinguen primero que todo, las antenas de las empresas de telefonía celular, que casi siempre anuncian la proximidad de algún pueblo. Cada vez se hacen más evidentes la cubierta del Hospital, el techo azul de la piscina y el templete de ‘La Pita’.

También se aprecia el techo azul de una cancha de fútbol y al fondo y más retirado, el cerro de Teresa, una elevación de afilada punta, semejante al Cerro Tusa del suroeste antioqueño.

Vergara es considerado ‘Un Tesoro en la Cima de los Andes’. Está ubicado en la cuchilla de la cordillera, a veces con vista hacia ambas laderas. Tiene buen movimiento comercial, incluso en días laborales. Y claro, como no dispone de mucho espacio para el parque o la plaza, las construcciones se ven un tanto apeñuscadas, pero no por ello deja de ser un pueblo agradable y pintoresco.

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Iglesia de Santa Bárbara.

La iglesia de Santa Bárbara es muy hermosa, por dentro y por fuera, y por estos días luce impecable en cuanto a pintura y decoración. El retablo central, tallado en madera, tiene adornos como de la filigrana más prolija.

Para desayunar me recomendaron el restaurante ‘Donde Rosita’, y allí estuve admirando el fogón de leña, de los tradicionales, con ollas grandes al fuego y algunas brasas ardientes al rededor.

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Fogón de leña.

Por mucho rato estuve buscándole peros al caldo de costilla, pero no, me di por vencido. Cómo criticar la carne adherida al hueso tan bien cocida y delicada, el ripio de cilantro navegando en el caldo, tiernos trozos de papa en el fondo y ese sabor inconfundible, a sustancia de hueso de res.

En el parque central hay una cancha mixta, juegos infantiles y en los alrededores crecen algunas palmas y varios tulipanes africanos, ya florecidos.

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Escultura con tapas.

A la entrada a la Alcaldía, se ve la cabeza de un caballo esculpida con tapas de gaseosa. Allí me recibieron muy bien los funcionarios, a los cuales invité a visitar viajarenverano.

Me hubiera encantado conocer el Mirador de la Pita, pero si quiero llegar a La Peña esta tarde, debo salir enseguida.

En la misma buseta de venida, viajé hasta la autopista Villeta-Bogotá, a esperar transporte para La Peña.

Me sentí muy bien en Vergara, es de esos pueblos pequeños con encanto, de gente querida,  a los cuales provoca volver.

 

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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