Líbano (Tolima) 1 / 2.

El Líbano (Tolima), está  ubicado en las estribaciones orientales de la cordillera central muy cerca del río Magdalena. Se trata de un municipio de clima fresco por los 1.600 metros que lo separan del nivel del mar.

Valle del Magdalena.

Viniendo de Bogotá hacia el Líbano, ya por el valle del río Magdalena, se observan extensos cultivos de heno y arroz en terrenos tan planos como una mesa de billar. De no ser así sería imposible mantener los niveles de humedad que requiere el cultivo del cereal.

Estas tierras entre las dos cordilleras: oriental y central se ven muy fértiles pues desde tiempos inmemoriales han sido regadas por las aguas del río Magdalena. Completa el paisaje de ensueño un cielo azul profundo de nubes escazas y pequeñas.

Campero.
Transporte a las veredas.

Después del medidía pasamos por la entrada al ‘difunto Armero’ y ahí mismo llegamos a  El Crucero, una confluencia de cuatro caminos: uno hacia el Sur que lleva a Lérida e Ibagué; otro al oriente por el que venimos de Bogotá y Cambao, uno más hacia el occidente que nos llevará hasta El Líbano y sigue para Murillo y Manizales y el último con orientación norte que llega hasta Honda después de pasar por Guayabal y Mariquita.

Ahí no más por el Crucero pasa el río Lagunilla, el mismo que causó la tragedia de 1.985.

De El Crucero hasta El Líbano hay 45 minutos de recorrido. En un punto del ascenso se ve cervca un morrito con vista preciosa sobre el cauce del Magdalena junto al Rancho Mirolindo.

Pueblo plano y acogedor.

Nunca me había sentido tan bien recibido en un pueblo como en esta localidad tolimense que quería conocer desde una vez cuando la vi a 900 pies de altura, desde un avión en vuelo de Bogotá a Medellín.

El Líbano se asienta sobre una meseta alta rodeada de montañas, con calles amplias, algunas con separador  y en completa cuadrícula.

La plaza principal es grande y plana. El parque ocupa un 60% de la plaza con árboles frondosos y un obelisco en el centro, en homenaje al fundador del municipio, el General antioqueño Isidro Parra.

Separador.
Pueblo plano y de calles amplias.
Parque.
Parque arborizado.

Co-Capital de la Diócesis.

En esas salió el sol que iluminaba muy bien el lado oriental de la iglesia y parte de la plaza. Entré al templo Nuestra Señora del Carmen, erigido a Catedral.

Honda y El Líbano comparten la Diócesis, pero me dicen que el Obispo permanece más tiempo en el municipio cafetero y menos en el puerto calentano.

La iglesia es bonita, emula el estilo neo-gótico y al menos es bien iluminada por dentro. Decorada con un gran rosetón atrás del coro y algunos vitrales coloridos.

Frontis.
Catedral de El Carmen.
Rosetón.
Rosetón frontal.

Gente acogedora.

A partir de ahora, increíbles gestos de amabilidad no dejaron de sorprenderme en El Líbano.

Primero un señor de voz gruesa me saludó porque sí, cuando entré a ver el interior de un café de billares. Se trata del Pastor de una Comunidad Cristiana, quien muy amablemente respondió a algunas de mis preguntas sobre el pueblo y sus ‘ovejas’.

Luego, cuando tomaba fotos frente al Café Moka, se arrimó Alberto Osorio, un hombre mayor quien muy amablemente se me presentó y me invitó a tomar un tinto en el bar. Alberto, a quien todo el mundo en El Líbano conoce como ‘Crema’, se dedica al negocio de finca raíz.

En seguida me presentó a su colega, Carlos Alberto Gálviz, a quien todos los libaneses  conocen con el remoquete de ‘Piña’. Qué personas tan queridas y acogedoras.

En esas apareció Chepe, un amigo de ambos a quien también me presentaron. Lo quise fotografiar con su sombrero de caña que le quedaba tan bien, como la camiseta de rayas azules y horizontales, que trajeron a mi mente la imagen de los gondoleros venecianos.

Fundador.
Homenaje a Isidro Parra.

Mis amigos están de acuerdo en que El Líbano es un pueblo donde es tan sabroso vivir que:

‘De aquí para el cielo, y eso, si nos mandan bestias bien buenas’.

Arquitectura colorida.

En El Líbano quedan pocas residencias con el estilo de la arquitectura de la colonización antioqueña. Infortunadamente el afán de modernismo y un incendio devastador de hace doce años acabó con gran parte del diseño que tenían algunas viviendas antiguas.

Quedan unas pocas casas con aleros cubiertos de madera, balcones redondos  y puertas con apliques decorativos en madera, como los que conserva la casa esquinera donde funciona el Café Moka.

El ser tan plano y de calles y plaza amplias, es de las cosas que más me gusta de El Líbano. Y la gente, claro.

ACA.
Arquitectura de la Colonización Antioqueña.

Establecimientos emblemáticos.

Dicen que el mejor café se toma en El Águila, un establecimiento con decoración de poco gusto y billares al fondo.

También me impresionó la Panadería Rico Pan, un comercio que tiene un frente con casi media cuadra de largo. Lo más bonito de Rico Pan son las dos cafeteras gigantes que ostentan sendas águilas en lo alto de cada termo.

El color amarillo de la panadería y los avisos tan estridentes, no favorecen el espíritu colonial de El Líbano. Tanto el Águila como Rico Pan ocupan ahora la parte que quedó hecha cenizas en el gran incendio de hace años. 

Fachada.
Fachada antigua.
Panadería.
Negocio de amplio frente.

Transporte urbano.

El Líbano dispone tres rutas de busetas que cubren el pueblo y en el 2011 cobraban 800 pesos por el servicio. La Ruta No. 3 es la más adecuada para formarme una idea general del municipio.

Daremos una vuelta por el pueblo en buseta. Todas las tres rutas salen al tiempo desde la parte de arriba del pueblo donde está el terminal y por donde se sale para Murillo y Villa Hermosa. Y por distintas calles bajan luego hacia el oriente en la parte baja de El Líbano.

Abordé la ruta 3 cuyo conductor me atendió muy bien, durante todo el recorrido. Buscando la Avenida de los Fundadores, por donde se entra al pueblo viniendo de El Cruce, pasamos por el Parque Infantil; el Estadio Ariel González ahí en seguida y, más adelante, la iglesia de San Antonio de una torre cuadrada y pintada ahora de color amarillo. El Colegio Lourdes queda también por este lado.

Más adelante, sobre la avenida Los Fundadores están: la Estación de Policía, el Hospital Regional y una edificación con la cual saca pecho El Líbano: el Hotel Pantágora construido por Henry Escobar un libanense acaudalado que hizo fortuna con la distribución de Aguardiente Tapa Roja en el Tolima. Más abajo hay otro colegio oficial y las instalaciones del Cuerpo de Bomberos.

El barrio más lejano hacia el suroriente es el Isidro Parra, un conglomerado de casas nuevas y pequeñas en donde  al parecer viven las chicas bien  presentadas y mejor empleadas del pueblo.

A esta hora varias de ellas tomaron la buseta 3 para ir a sus trabajos. Además son cultas, pues todas dan los buenos días al subirse al colectivo. Al llegar a las primeras calles del barrio del fundador de El Líbano, el conductor dio dos pitazos para que todos los que fueran a viajar salieran a la calle. Frente al barrio Isidro Parra se ve una montaña donde crecen cafetales preciosos. 

Regresamos al centro del pueblo, después  pasamos por la escuela Fanny Hartmann y más adelante el edificio de dos plantas, bonito, en donde funciona la Curia de la Diócesis de El Líbano-Honda, cuyo Obispo es ahora el prelado José Miguel Gómez Rodríguez. 

Devoción.
Libanensa devota.

En la parte de arriba ya cerca del Terminal de Transporte urbano está el Sisdatec, un Tecnológico con énfasis en Sistemas, me imagino a juzgar por el nombre. Ahí enseguida está también el Coliseo de Ferias y Exposiciones Guillermo Botero Alzate. Más arriba, donde antes funcionó el Batallón Patriota, dan clases varias Universidades externas entre ellas la UNAD.

Bueno, mi recorrido finalizó en el Terminal de busetas. Detrás del Terminal está el Colegio Isidro Parra cuyos alumnos ahora lucen uniforme de gala, un vestido de paño con corbata verde. Las chicas no saben cómo ponerse una falda más alta. Y contiguo al colegio está el Parque Natural Raúl E Echeverri, ‘el viajero de la tierra’, un famoso científico e investigador libanense. 

Por aquí es también la salida para Murillo a 24 kilómetros por carretera pavimentada y también a Manizales a 103 kilómetros.

Por el otro lado y a la derecha se va, vía el Mirador de La Polca, hasta Villahermosa que dista de acá 31 kilómetros por una vía que apenas ahora están pavimentando. Me cuentan que desde Villa Hermosa se aprecia muy bien el Nevado del Ruiz. Desde Murillo se ve más cerca pero algo fragmentado. Eso sí, la mejor vista tiene que ser en un día de cielo abierto.

En el parque central terminé mi recorrido por El Líbano, muy satisfecho de todo lo que conocí y de las cosas que admiré.

Cultura.
Sede cultural.

El fundador.

Bueno, pero quién fue el general Isidro Parra? Para mi sorpresa encuentro que se trata de un paisa nacido en 1.839 en El Peñol y quien fundó a El Líbano. Además de militar activo en las guerras civiles del siglo XIX, fue ministro de Tomás Cipriano de Mosquera cuando tenía solo 21 años.

Erudito y filósofo insigne, el general Parra se encargó de difundir el cultivo del café por tierras cundinamarquesas e impulsar la explotación de metales preciosos en el Tolima. Hablaba distintas lenguas a pesar que nunca salió al extranjero y en 1.893 fue asesinado cuando pretendía defender sus ideas democráticas.

Alcaldía.
Casa de gobierno.

Acá habitan en total 42.000 libanenses, 26.000 en el pueblo y 16.000 en las veredas.

Alcaldes de El Líbano han sido: 2008-2011 Humberto Santamaría; 2012-2015 Jesús Antonio Giraldo Vega; 2016-2019 José Germán Castellanos Herrera; 2020-2023 Jesús Antonio Giraldo Vega.

Fecha de la visita: Jueves 3 de marzo de 2011.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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