Agua de Dios (Cundinamarca).
Entre Tocaima y Agua de Dios hay solo 30 minutos de recorrido en una buseta mediana.
Junto con Girardot los tres municipios hacen parte de la provincia cundinamarquesa de ‘Alto Magdalena’ al sur-occidente del departamento.
Puente de los Suspiros.
Los diez kilómetros de carretera entre Tocaima y Agua de Dios, ofrecen paisajes propios de clima caliente. Vegas como tapetes mullidos, árboles frondosos, aves surcando el firmamento y el río Bogotá próximo a desembocar en el Magdalena.
Recién salimos de Tocaima, se aprecia el ‘Puente de los Suspiros’, llamado así porque las familias que dejaban sus enfermos en Agua de Dios, al despedirse del pariente, suspiraban de tristeza pensando que no lo volverían a ver.
Se cuenta que el primer peaje que hubo en Colombia, más por razones higiénicas que económicas, se ubicó en este puente, donde se entregaban los pacientes a las autoridades sanitarias, para ser internados en el leprocomio.
Lo que sí está claro es que este viaducto construido en 1.875, fue el primer puente colgante que hubo en Colombia. Más tarde una avalancha lo tumbó y en 1.945 se construyó el pasadero actual que, conserva en uno de los extremos, el portal antiguo en cal y canto. En años recientes el puente antiguo, fue declarado Monumento Nacional.
Dado el alto tráfico por la vía, el ‘Puente de los Suspiros’, fue reemplazado por el Antonio Nariño, de arcos metálicos. El río Bogotá que corre por debajo, marca el límite entre Tocaima y Agua de Dios.
Hoy diferente al pasado.
Agua de Dios tiene una historia triste, tanto que se le conocía como ‘La Ciudad del Dolor’ o peor aún: el ‘cementerio de los enterrados vivos’.
Pero por eso mismo sigue siendo una de las poblaciones ‘más cosmopolitas del mundo’, dado que enfermos de lepra de todo el país, se congregaban en: Agua de Dios (Cundinamarca), Caño de Loro (hoy tierra Bomba frente a Cartagena) y el municipio de Contratación (Santander).
A finales del siglo XIX, por disposición del presidente Rafael Reyes, los enfermos de lepra no tenían derecho a comprar, vender, heredar o testar, y Agua de Dios fue rodeado con cercas de alambres de púas, para evitar que los leprosos abandonaran el sanatorio.
Para compensar los derechos perdidos, el gobierno daba un auxilio a los enfermos, contraprestación que, en forma de salario mínimo, todavía hoy reciben algunos aguadiosunos.
Hasta 1.961, cuando un médico sospechaba que algún paciente tenía lepra, llamaba a la policía la cual, de inmediato, remitía al enfermo a Agua de Dios, en el ‘vagón blanco’ del tren
Moneda propia.
El Lazareto fue la moneda que se emitió exclusivamente para que circulara en los sanatorios para leprosos y de esa manera evitar el contagio a través de los billetes corrientes. El Lazareto se creó en 1.879 y circuló internamente en el pueblo hasta 1.961.
En aquel entonces se creía que la enfermedad de Hansen era contagiosa y no se sabía mucho al respecto. Incluso se enviaban a Agua de Dios niños que nacían con labio leporino, pensando que se trataba de lepra. Más tarde se comprobó que la enfermedad de Hansen se debe más, a condiciones precarias de higiene y nutrición, que a contacto con pacientes que la padecen.
Una imagen del lazareto se ve en pequeño monumento cerca del parque del pueblo. La moneda auténtica es una pieza muy cotizada por los aficionados a la numismática.
En el edificio Carrasquilla funciona ahora el Museo Médico de la Lepra del Sanatorio de Agua de Dios. Este museo fue inaugurado con la colaboración de la política aguadiosuna: Nancy Patricia Gutiérrez.
Recuerdo de infancia.
Estando en Agua de Dios repaso la canción que mi mamá Lucila cantaba en Santafé de Antioquia, mientras hacía los oficios domésticos. Se llama: ‘Noches de Agua de Dios’ y, describe las penurias de los enfermos de lepra en este municipio.
‘Los que en ensueños de amor, hacen de vida derroche,
no saben lo que es la noche, en la ciudad del dolor, …
Si lo supieran lloraran con tan hondo desconsuelo,
que las estrellas del cielo por no llorar pestañaran’…
Carlos Vieco, compuso la música para esa melodía, en las servilletas que acompañaban el tinto del Café La Bastilla, de Junín con la Playa, en Medellín. La letra fue escrita por el poeta Adolfo León Gómez
Luis A Calvo.
También se puede visitar en Agua de Dios, la Casa Museo Luis A Calvo, de la cual solo pude fotografiar la fachada. De este famoso compositor colombiano hay una escultura en el centro del parque principal.
Luis Antonio Calvo, además de ser un gran compositor, tocaba muy bien la bandola y el piano. Había nacido en Gámbita, (Santander) y murió en Agua de Dios en 1.945.
En el ‘Intermezzo de Calvo’, el compositor expresa el dolor que supone sentirse aislado del resto de los humanos cuando se padece, como lo sufrió él, la enfermedad de Hansen.
Mucho para conocer.
Otra edificación digna de admirar en Agua de Dios es el edificio de la Alcaldía Municipal, en una de las esquinas de la plaza principal. Se trata de una edificación de dos plantas, con corredores arriba y abajo, y gruesos pilares soportando el techo. En años reciente ya fue restaurada.
Por su parte la iglesia Nuestra Señora del Carmen, tiene un estilo singular, algo morisco, divina. Lo que más admiré en su fachada, fueron los bustos en mármol de dos sacerdotes insignes que trabajaron en la parroquia, los padres italianos Unia y Ravagliati. El piso antiguo de la iglesia, también tiene valor artístico.
Otra ermita antigua es la de la Inmaculada Concepción, ubicada a dos cuadras del parque principal. Se trata de una iglesia en ladrillo cocido, con reloj arriba de la única torre y un interior sencillo.
Desde el Cerro de la Cruz se obtiene una bella panorámica del municipio.
Quién lo creyera, pero en este pueblo de apenas 11.000 habitantes existen siete museos, los más importantes el del Maestro Luis A Calvo, el Museo Médico de la Lepra y el del Beato Padre Luis Viariara, sacerdote italiano.
Queda pendiente.
Definitivamente me gustó Agua de Dios, es un pueblo con personalidad y su gente amable. Hoy en día es la fusión de muchas culturas, dado que hasta acá llegaron enfermos de Antioquia, la Costa Atlántica, Chocó o Cundinamarca.
En mi próxima venida a Agua de Dios, ojalá muy pronto, deberé visitar al pintor primitivista José María Gilberto Zamora; los termales de ‘Los Chorros’ y la finca y nacimiento de agua Mana Dulce.
Acá habitan en total 11.000 aguadiosunos, 9.000 en el pueblo y 2.000 en las veredas.
Alcaldes de Agua de Dios han sido: 2016-2019 Yanit Esther Mora Moscote y hasta el 2023 es el señor Luis Felipe Tapias Cárdenas.
Miércoles 25 de febrero de 2015