De cómo la iglesia acumuló riquezas.

Simijaca (Cundinamarca), 5 de junio de 2016

No solo en Ciudad del Vaticano la Iglesia Católica tiene valiosas propiedades, obras de arte e inversiones en bancos y empresas.

CSP
Interior de la Catedral de San Pedro en Roma.

En casi todo el mundo algunos pastores han aprovechado la fe de los creyentes para conseguir bienes.

Ahora cuando se avecina en Colombia una reforma tributaria que hará que las iglesias, católicas o no, paguen impuestos, vale la pena traer a cuento la conversación que tuve con un lugareño en una localidad de Cundinamarca.

Estando en Simijaca, bajé hacia la troncal para conocer otro aspecto del pueblo y me encontré con un señor que se interesó en hablarme de la historia de Colombia y de su comarca.

CC
Casa cural al lado del templo.

Primero me contó cómo don Agustín Parra, un hombre acaudalado, antes de morir donó sus tierras para construir en Simijaca el colegio, el templo y el cementerio.

Algo semejante hizo a la iglesia para acumular tantas riquezas. Esa historia también la sabía y no me extraña escucharla ahora en boca de un simijense.

Cuando un sacerdote iba a aplicar los santos óleos a un moribundo rico, le hablaba de las penurias del infierno y le ofrecía como solución para llegar directamente al cielo el que el agonizante le cediera a la iglesia, parte de sus riquezas y de esa manera ganara las indulgencias que le darían ingreso directo a la gloria.

MB
Casa cural de Macanal, un pueblo pequeño.

‘Si usted ha sido un pecador, le tengo la solución para que no se

vaya al infierno, sino directamente a la diestra de Dios Padre…’.

En esos términos fue como el simijense  me explicó el asunto. Porque, según él, el número de indulgencias que recibía el moribundo eran directamente proporcional a la cantidad de hectáreas que el agónico cedía a la iglesia.

CN
Cementerio de Neira (Caldas).

Y también hubo familias ricas, viudas o personas solteras sin herederos que, por su propia voluntad le dejaban a la diócesis o a la parroquia muchos de sus bienes.

Fue así como tanto en el suroeste antioqueño como en Boyacá y en casi toda Latinoamérica la iglesia se hizo a las mejores tierras o los comercios más centrales.

Conozco pueblos en Antioquia en donde la mayoría de los locales de la plaza principal pertenecen a la parroquia.

Y ni hablar de los lotes de los cementerios que se podrán urbanizar cuando se generalice la cremación.

En casi todos los pueblos que he visitado, la mejor residencia es la casa cural. Generalmente ubicada a un lado del templo y donde reside muchas veces un solo sacerdote.

AA
Casa Cural en Amalfi (Antioquia).

En Amalfi (Antioquia), por ejemplo, la casa parroquial de varios pisos, ocupa uno de los  predios más extensos del casco urbano.

Pero como ‘lo que por agua viene, por agua se va, sentencia mi amigo simijense, a principios del siglo pasado ‘mascachochas’, como llamaban al Presidente Tomás Cipriano Mosquera, despojó a la iglesia de muchos de esos lotes, para entregarlos a quienes los cultivaban, pero no propiamente a los minifundistas, sino a los terratenientes que eran quienes tenían el dinero suficiente para hacerse a esas tierras.

Entre las iglesias cristianas o de garaje, la situación no es muy diferente. Todos sabemos de pastores y predicadores, sobre todo en otros países,  que viven en mansiones y han acumulado grandes riquezas, gracias a los diezmos que pagan los creyentes.

Por supuesto que todo eso es lo menos cristiano y lo más alejado del mensaje evangélico.

Ello explica por qué en las misas semanales de muchas parroquias, no se ven más de 20 fieles, con 60 años como promedio de edad.

VC
Templo con la casa cural al lado en Victoria (Caldas).

Afortunadamente existen dentro de la Iglesia Católica jerarcas y sacerdotes que se preocupan más por estar al lado de los pobres y necesitados, que por vivir encerrados en sus palacetes parroquiales.

Llevan una vida sencilla, usan transporte público y ‘huelen a oveja’. Son minoría pero gracias a ellos la iglesia mantiene viva la fe.

El padre Francisco de Roux, líder de las víctimas en el Magdalena Medio colombiano, es una excepción.

Y esta entrada es un homenaje al Padre Carlos Alberto Calderón quien murió al lado de los más pobres en África.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *