González (Cesar).

El municipio de González forma la espuela en el muslo de gallina que es el departamento del Cesar, chuzando tan fuerte a Ocaña (Norte de Santander), que parte en dos su territorio.

Parque.
Parque principal.

Por su ubicación en el departamento vallenato, uno pensaría que se trata de un pueblo plano trazado en perfecta cuadrícula, pero qué va. Las calles forman un gran triángulo dentro del territorio accidentado y rodeado de colinas medianas. 

Colinas.
Colinas bajas.

Carretera singular

Sobre la vía troncal en la calle 40 de Aguachica, se estacionan los autos colectivos que van para Ocaña. Pagué $14.000 por el recorrido hasta la Y, por donde se entra a González.

Entre Aguachica y Ocaña son 48 kilómetros, casi todos en ascenso por una carretera muy bella que ya conocía y que, asocio con la antigua vía Santa Fe de Antioquia-Medellín.

En el kilómetro 32 paramos en la casa donde cultivan y venden cocotas, una fruta que solamente se dá en esta zona. No las pudimos probar, estos no son días de cosecha.

Otra exclusividad de la carretera son los espejos redondos que colocaron en algunas curvas cerradas, para que el conductor observe con anticipación si viene carro en contra vía.

Espejo.
Viene carro-tanque.

Esos espejos cóncavos son muy útiles como medida de seguridad. Los he visto solo en dos carreteras del país.

En el kilómetro 44 atravesamos el casco urbano de Río de Oro, que la vía para Ocaña parte en dos. Ahí está también la salida para El Carmen el hermoso y muy bien conservado municipio de Norte de Santander que conocí la otra vez.

Templo.
Templo parroquial.

Ya me habían servido una porción de morcilla en la tienda de la Y, cuando apareció un auto colectivo que en 25 minutos recorre los 18 kilómetros que hay hasta González. En el kilómetro 13 se ubica el otro cruce: Convención a la derecha y González hacia la izquierda.

Despensa agrícola

Esta es una zona con muchos cultivos especialmente de fríjol, tomate, cebolla y cilantro. Lista la sopa.

Al llegar al casco urbano de González, Libardo el amable conductor, esperó hasta cuando subí al mirador de Cristo Rey para tomar panorámicas del pueblo.

Mirador.
Mirador de Cristo Rey.

A González se le conoce como el pomposo nombre de ‘Rincón fresco del ardiente Cesar’. Se trata de una población tranquila con mínimo movimiento comercial. Aquí la tristeza se muere de tedio.

De calles solas, en cualquier esquina puede aparecer el espanto. En el parque central se lee una placa con la cual se rinde homenaje a Leonelda, la bruja legendaria. Así que hechiceras también se consiguen en González.

Soledad.
Ni un alma en las calles.

No vi restaurantes, escasamente conseguí empanadas con ají en la Cafetería Mena. Sin embargo, González no deja de ser una población agradable. De vez en cuando un carro en ascenso o alguna moto rompen el silencio.

A la entrada al casco urbano se pasa por la capilla de San Roque, la que se aprecia desde el mirador de Cristo Rey.

Caña-brava.
Capilla de San Roque.

Y unas cuadras más arriba, aparece la iglesia de San Juan Crisóstomo, de una torre y con baldosa antigua en su interior.

En un perchero al lado de la imagen del patrono, se exhiben las insignias y peticiones que los devotos de San Juan dejan como constancia de su petición.

Recuerdos.
Insignias de peticiones.

La sombrerera

Subí a la parte alta del pueblo. Me detuve a conversar con Delia María Madarriaga Santiago, una mujer simpática y amable que a sus 93 años trabaja haciendo cintas con las que se elaboran los sombreros que usan a los campesinos costeños.

Delia compra las tiras que teje y luego envía a Ocaña. La parte final del proceso consiste en coser las cintas en círculo hasta conseguir la forma de sombrero.

Allí en la sala de su casa Delia María se sienta a tejer mientras a través de la puerta y muy de vez en cuando, pasa un lugareño.

Sombrerera.
Delia María Madiarraga.

La anciana venerable me cuenta que tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones.

‘Mi hermana se llama Luz María Madarriaga, seguramente usted la distingue, porque ella vivió en Medellín. Esa hermana mía murió hace dos años y yo quedé sola como una pluma en el aire. Ya todos mis hermanos murieron y los hijos están casados y ninguno vive acá’.

Me pregunto: ¿qué sería entonces de esta señora si no tuviera la ocupación de tejer cintas para sombreros? Seguramente estaría postrada o… sepultada. Cuando llega la vejez es imperioso tener una quehacer, algo en qué entretenerse, una pasión. 

Fachadas iguales

En la parte más alta del casco urbano se llega a Barrio Nuevo. Vi cómo algunas personas escogían las vainas de fríjol que quedan entre la maleza, luego que el fruto se ha cosechado.

González con sus calles curvas se me parece un poco a Concepción en Antioquia. Solo que en González casi todas las casas tienen las fachadas pintadas de blanco y marrón.

Bajé a pie por la otra calle, hasta la iglesia de San Roque que tiene al frente un parque pequeño. Por dentro un antiguo cielo raso en caña-brava.

Frontis.
Fachada de la parroquia.

El viaje hasta Ocaña por $6.000, duró 40 minutos porque entramos a San Isidro, el corregimiento de González donde se cultivan casi todos los predios. Se ven preciosos esos sembrados de fríjol y cilantro.

Cultivos.
Tierras cultivadas.

Acá habitan en total 9.000 gonzalences, 1.500 en el pueblo y los restantes 7.500 en las veredas.

El alcalde de González hasta el 2019 fue José Emilio Osorio Rocha y hasta el 2023 el señor Oscar Emiro Osorio Ríos.

Sábado 25 de noviembre de 2017

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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