Orocué (Casanare).
El río Meta marca el límite sur oriental del departamento de Casanare y en una de sus orillas se asienta el municipio de Orocué. A Orocué lo rodean dos vertientes: el Caño San Miguel y el río Meta.
En lengua indígena Orocué significa ‘lugar de descanso’. Con razón, la noche está fresca y por estos días no hay mosquitos. Hacía tiempo no contemplaba una noche estrellada y la de hoy está increible, con el firmamento negro plagado de lucecitas.
Primera mirada al centro.
Este pueblo de calles y andenes amplios y todas las vías pavimentadas es encantador. Orocué tiene de todo y bien conservado.
Por el malecón a orillas del río Meta las vistas son de parada obligada, han construido varios miradores a los cuales se puede subir para contemplar el río, los barqueros rezagados o las siluetas de los árboles cuando la noche impone su penumbra.
Lo característico de Orocué son los parques espaciosos y variados, algunos con esculturas en chatarra no tan buenas, pero otros, como el Parque de las Aves, con verdaderas obras de arte.
Una de las esculturas más llamativa es la de la pareja de indios sosteniendo el sol sobre una palma de moriche, llamada Monumento al Sol. .
Además de la plaza de las banderas, otro espacio público es el parque principal donde se construyó la iglesia católica, un tanto aislado del centro comercial del pueblo.
Y es que como que ha habido buenos alcaldes, por ejemplo ‘Monchis’, el burgomaestre anterior que fue quien pavimentó las calles.
Y algo insólito: en Orocué hay semáforos que funcionan con energía solar, aunque el tráfico es mínimo.
Eso sí, algo que me ha impresionado es la seriedad de la gente, que es amable pero poco comunicativa, seguramente debido a los años de inseguridad que hasta hace poco vivió toda la zona.
Cuesta iniciar una conversación con los orocueseños, aunque apenas se les dá confianza se tornan expresivos y cercanos.
Un verdadero cambio.
Orocué tiene excelente infraestructura física, no le falta nada: Museo, Casa Cultural, cancha de fútbol, malecón, escuela de joropo, Manga de Coleo y varios parques; es un pueblo limpio, aunque no hay muchas basureras en las calles.
Por estar tan distante y alejado de las grandes ciudades, Orocué se prestaría para ‘cambiar el mundo’. ¿Cómo? Fomentando la cultura, la educación, el servicio a los demás, formar niños investigadores, crear sentido crítico, independizarse de la tv y los celulares, saludar a los paisanos, fomentar los juegos de la calle, hábitos de lectura, etc.
Parque de las Aves.
En el malecón conocí a Víctor Hugo Elaica, un pescador que en invierno no sale a trabajar y quien en adelante ofició como mi guía turístico. Voluntarioso, comedido, me acompañó casi toda la mañana.
Llegué en moto hasta el barrio Bello Horizonte en donde se ubica el Parque de las Aves y al momento apareció Víctor Hugo en su bicicleta para acompañarme durante el recorrido. Gracias a su experiencia supe el nombre de cada una de las aves que decoran el parque.
Qué excelente idea, muy bello este espacio. Fotografié al Gaván, el más bello de todos; el Pato Guiri, y otras especies como Faisán, Loro, Guacamayo, Tucano y la Garza Paleta con su pico en forma de cuchara.
Colores tan vivos y llamativos como el plumaje de los pájaros. De manera magistral el artista Javier Castillo esculpió tan bien esos cuerpos.
Tomamos yogurt y luego fuimos al Parque Jacinto Moreno que construyó ‘Monchis’ en memoria de su papá que fue pro-hombre de Orocué. Allí se ve al indígena y la serpiente anaconda enroscada en el fuste.
También puedes visitar:
Alcaldes de Orocué han sido: 2012-2015 Monchy Yobany Moreno Gualdrón; 2016-2019 Ánderson Bernal Tello; 2020-2023 Monchy Yobany Moreno Gualdrón.
Acá habitan en total 8.000 orocueseños 2.000 en el pueblo y 6.000 en las veredas.
Fecha de la visita: Domingo 1º de julio de 2018.
