Carnaval de Barranquilla 2014
‘Batalla de Flores’ en el Carnaval de Barranquilla 2014.
Sábado 1 de marzo de 2014
Esta mañana estuve de visita en Sabanagrande, y antes del medio día regresé a Barranquilla para asistir por la tarde a la ‘Batalla de Flores’, uno de los desfiles más hermosos del Carnaval de Barranquilla.
Sin regionalismos hay que admitir que, esta es la fiesta más importante de Colombia, ninguna otra es tan concurrida, ni tiene la suntuosidad y el embrujo, de lo que se vive en ‘curramba’. Y lo que más me llama la atención del Carnaval de Barranquilla, es la participación entusiasta de todas las clases sociales, de hombres y mujeres de cualquier edad; se trata de un espectáculo de ciudad, que durante varias semanas compromete y alegra a los barranquilleros y a todo el país.
Por $1.600, que cuesta el transporte urbano en ‘la Puerta de Oro de Colombia’, abordé de una, un bus de Sobusa Kra 54 Uninorte que, oh sorpresa, llevaba sillas vacías. Me ubiqué en un asiento, a la sombra y con ventana grande, por la cual entraba una brisa refrescante, ¡qué delicia!
Un viaje de 40 minutos muy entretenido, mirando el barrio Simón Bolívar, la calle 17, la bandera gigante de Barranquilla, que flamea con el viento fuerte de esta hora, frente a la réplica del avión de Knox Martin. Más adelante pasamos frente a la Plaza de la Paz, y la Catedral, que guarda en su interior el famoso Cristo de Rodrigo Arenas Betancur.
Al llegar a la calle 82, me bajo para buscar la Olímpica de la 84. Almuerzo por $9.000, con deliciosa mojarra frita y patacón, en la cafetería del segundo piso. Así que quedé listo para asistir esta tarde a la Batalla de Flores, con el estómago lleno.
Caminé hacia la vía 40 por donde pasará el desfile. El recorrido no se hizo tortuoso, pues por todas partes hay potentes pick ups a buen volumen y toda la gente va de fiesta, en un ambiente carnestoléndico que contagia al más depresivo.
Varias comparsas de mujeres y hombres, jóvenes y viejos, caminan a la par, con sus trajes típicos o disfraces, en busca del sitio desde el cual arranca la procesión.
Cuando llegué a la Vía 40, ya las graderías estaban casi llenas. En esas, un señor me ofreció por quince mil pesos, una silla en el palco improvisado frente a su casa, lo cual acepté de una. Así que, muy contento me senté cómodo, con el sol atrás y, mi cuello y cara protegidos por el sombrero con extensión trasera. Estoy en la segunda fila, a un lado de la calle por donde desfilarán las comparsas, con buena vista al frente. Bueno, lo que necesitaba, para qué más.
El año pasado, por algo parecido, pagué $160.000 por tres días, pero claro, fue el precio de la inexperiencia.
Así que hoy me dedicaré más a, observar y disfrutar de la fiesta, sin mucho afán de tomar buenas fotos.
Frente a mí está ya la carroza del Éxito, y le sigue, también montada sobre una tracto-mula, la de Carolina Cruz. Son preciosas! Qué arreglos tan artísticos y bellos. Instalaciones monumentales, coloridas, bastante creativas.
La carroza de María Moñitos, con sus moños hechos edificios barranquilleros, es preciosa. A propósito, en un blog del Carnaval se lee:
«Emil Castellanos «María moñitos», fue un macho «berraco», quien durante 25 años fue uno de los personajes clásicos del Carnaval de Barranquilla; se pintaba los labios, se colocaba un sexy vestido, decoraba con moñitos su cabeza y salía a repartir a quienes se encontraba en la calle alegría y goce con su mamadera de gallo. Emil, fallecio en el año 2000, sumido en la miseria».
Sopla una brisa deliciosa, el sol es muy fuerte, pero pronto lo tapará un árbol de atrás. Frente a mi puesto, el fondo está formado por el cielo azul de pocas nubes ligeras. La algarabía es cada vez mayor, y los disfraces son innumerables y preciosos. Muchos suben a tomar puesto más hacia el norte, otros permanecen a la espera, en sus sitios de vanguardia.
Pronto empezarán a desfilar las carrozas, las cumbiambas y los artistas que vienen a darse vitrina en este, el mayor y más bello espectáculo de fantasía, que se realiza en Colombia. Qué colorido, cuánta fascinación siento ahora, ante la expectativa de lo que veré en seguida. La música pegajosa y a alto volumen, el colorido de los disfraces, el entusiasmo de la gente, la gritería general, hasta el más flemático disfruta y se menea.
Son las dos de la tarde, ya empezó a moverse la fila. Cada carroza lleva remolcada atrás, una planta de energía para alimentar tan potentes altavoces. Ver el desfile en este punto, el de partida, es lo mejor, pues los artistas de televisión en las carrozas y los bailarines de a pie, se mueven y danzan con toda la energía y entusiasmo, de cuando aún no están cansados. Para ellos la emoción es tan fuerte, como la que siento yo al mirarlos.
Una cámara puesta en un aeroplano no tripulado y teledirigido, enfoca la parada desde cinco metros de altura, y cada cierto tiempo sobrevuela el helicóptero de la policía.
En la carroza patrocinada por una licorera, veo entre otros artistas, a Eddy Herrera, un merenguero dominicano que en los años 80, hizo parte, como vocalista, de la orquesta de Wilfrido Vargas, y ahora es llamado ‘El galán del Merengue’.
Anoche escuché por TeleCaribe, algunas de las letanías que cantan por esta época de Carnaval. Son coplas picantes, para las cuales son especialistas algunos grupos de Soledad. A veces quienes las entonan, usan vestimentas medievales o atuendos semejantes a ornamentos religiosos. Estos son algunos ejemplos de letanías:
Los cachacos que llegaron, a bañarse en Prado Mar,
las nalgas se le pelaron y no se pueden sentar.
Cuando el hombre está viejito, es paganini y pendejo,
se le arruga el pajarito y es pura bola y pellejo.
Al palenquero Nicanor, le vendieron un condón bomba,
cuando estaba en lo mejor, le explotó la cañandonga.
Más adelante cruza una comparsa de ‘Negritas Puloil’, un personaje con el cual, en los años 50, se promocionaba un limpiador para el hogar, que se quedó para siempre en Barranquilla, y es una de las imágenes más recurridas en el Carnaval. Yo recuerdo que la publicidad tenía como jingle:
‘Puloil limpiando y yo, descansado’.
También pasa frente a mí una comparsa de cómo 50 monocucos, todos con sus trajes naranja, verde y blanco y los tradicionales y caricaturescos rostros, de exagerados ojos, nariz y boca.
Hay comparsas muy organizadas, que bailan al unísono, en las cuales seleccionan personas jóvenes, altas y fuertes, para que vayan adelante. Son grupos tan numerosos, que llevan atrás un ejército de aguateros y asistentes, también perfectamente uniformados.
Y no podían faltar los ‘gays’, felices de que los vean con sus movimientos sensuales y llamativos. Son los que mejor se mueven, y los que más disfrutan los aplausos que reciben del público.
A mitad del espectáculo, la pareja que estaba adelante abandona la tribuna, me paso en su lugar, y quedo más cómodo, en silla Rimax de brazos y con mejor vista. De vez en cuando un chorro de espuma arriesga con ensuciar la lente de mi cámara. Debo tener cuidado, pues hay niños que disparan a cualquier parte. En estos desfiles importantes no se tira el polvo blanco que se utiliza en los barrios.
Ahora desfila la comparsa AfroCaribe, una organización multitudinaria, con carroza, orquesta y uniformes de penachos azules, muy bonitos. Las mujeres llevan botas altas, bien vistosas.
En cada Carnaval se impone una canción que se le pega a todos los barranquilleros y se escucha por todas partes. Este año ha sido ‘El Serrucho’, una melodía pegajosa y picante, de Mr. Black el Presidente, que habla de que:
‘Se prendió la fiesta, esta noche voy a beber,
traigan la maicena porque quiero dar serrucho,
Serrucho, serrucho, serrucho,
esta noche doy serrucho…’.
Otra comparsa, Los Cavernícolas, desfilan vestidos a la manera de Los Picapiedra. Llevan viandas y agua en cantidades, se ve que son de estrato cinco.
Me encanta como hablan los costeños, a mi lado un joven conversa con su novia por celular, en estos términos:
‘Oye, ven acá, cuéntame una cosa, y dónde estás ahorita mismo?’
‘Palo’e muerte’, es otra agrupación que se caracteriza porque sus participante están vestidos de negro esqueleto y llevan en los brazos la típica guadaña. Todos tienen la cara muy bien maquillada, con la boca y los dientes exagerados hacia atrás, casi hasta las orejas.
Marcha ahora el bloque de los extranjeros, gente con dinero, casi todos jóvenes y aventureros, que se dedican a recorrer ciudades de Carnavales famosos. El año pasado también vinieron algunos, y esta vez no es la excepción. Se distinguen por sus pieles muy blancas, torpeza para bailar y rostros europeos.
Vemos ahora la Danza ‘El Perro Negro’, de extracción popular, pero igualmente un grupo entusiasta, vistoso y colorido. Los hombres llevan sobre la frente, esas ‘mamparas’, digo yo, muy bonitas, decoradas con flores de muchos colores. En el vestido predomina el negro, con apliques rojos y amarillos. Es una comparsa muy tradicional del Carnaval de Barranquilla.
De pronto el animador de una carroza grita:
‘Los que no levanten los brazos, son cachacos!’
Y claro, con ese grito desafía a todos y consigue entusiasmar a los espectadores.
La que sí me impresionó por su creatividad, fue una cumbiamba pequeña, de mujeres jóvenes que llevaban puestas chanclas con suela de madera, de tal manera que cuando marcan el paso contra el piso, suenan todas, lo más de agradable. Algo así como los caballos cuando hacen sonar las herraduras contra el pavimento. Qué idea tan sencilla y genial, esa.
Estuve observando la Batalla de Flores hasta las 5:30 cuando pasó la cumbiamba de los SubOficiales de la Escuela Naval, la que cada año cierra el desfile.
Me sentí muy bien, me encantó todo: el bullicio y la música estridente de los pick ups, las carrozas, las comparsas, y en general la creatividad y el entusiasmo de los barranquilleros.
Más adelante me siento a ver pasar la gente; el ambiente es encantador, todo el mundo sale contento; en esta esquina hay varios pick up haciendo sonar música de Carnaval.
Todavía no hay transporte público, así que tranquilamente saboreo un mango picado, delicioso.
El viaje de regreso bus urbano hasta el hotel duró una hora y quince minutos. Qué satisfacción siento ahora por todas las emociones vividas en este día. Espero disfrutarlas de nuevo en el 2015.
Ya se está terminando el Carnaval. El Miércoles de Ceniza será otro día o, como canta Joan Manuel Serrat:
Y con la resaca a cuestas
vuelve el pobre a su pobreza,
vuelve el rico a su riqueza
y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
la novia rica al rosal
la puta pobre al portal
y el avaro a las divisas.