Santa Bárbara (Antioquia).

Sábado 20 de junio de 2015

Llegué a este pueblo que tanto disfruto, procedente de Caramanta y Valparaiso. Como ya comenzó en serio la cosecha de mango, y las frutas no ácidas son las que mejor le llegan a mi sistema digestivo, compraré algunas para comer y otras para llevar.

SB
Templo Parroquial de Santa Bárbara.

Me bajé de la buseta en la cual venía de La Pintada, en CasaBlanca, el estadero más cerca de la galería y a seis cuadras de la plaza. El recorrido es en ascenso, así que para subir más liviano, en el primer bar: Puerto Mango, descargué el morral.

La primera impresión fue equivocada: a pesar de la cosecha y que dentro de ocho días son las Fiestas en Santa Bárbara, aquí no se consiguen mangos. Pero qué va, luego me sacaron de dudas: las mulas cargadas empiezan a llegar, por el centro del pueblo hasta la plaza de mercado, después de las dos de la tarde. Como esa mercancía la despachan luego para Medellín en la noche, apenas es la tarde, para comercializarla y cargar los camiones.

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Casa de la Cultura

Ya terminaron de construir la Casa de la Cultura, en la esquina de la plaza principal,  diagonal a la Panadería Monterrey, en donde tomé una soda con limón. No hay nada mejor para la sed. Quedó bien el centro cultural: tres plantas de balcones, decorados con matas floridas.

Hay mucha gente en el centro, las ventas estacionarias aún obstaculizan la vista y generan un ambiente de desorden en este, como en muchos otros pueblos de Antioquia.

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Interior de la Iglesia de Santa Bárbara

Hacía varios meses que no entraba yo a Santa Bárbara, ahora el frente de la iglesia luce otros colores diferentes al amarillo y verde de la última vez. Por dentro la iglesia es muy bella.

Frente a la iglesia hay una venta de frutas donde pelé dos mangos pintones deliciosos. Todavía presentan una partecita picada. La vendedora me aclara que, los primeros mangos generalmente están así, son los de las últimas cosechas los que salen más sanos.

La plaza de Mercado queda a pocas cuadras del parque. Pero se expande como un cáncer e invade incluso la plaza principal. Así que no sirve de nada un edificio de tres pisos que hay como galería, para impedir el desorden. Sobre todo es lamentable el aspecto que ofrecen muchos toldos de comidas y cachivaches, que hay en el parque. Lástima que no se ponga algo de orden en este pueblo, de calles estrechas y sin árboles. Pero es que tampoco se le puede exigir demasiado a un casco urbano construido sobre la cuchilla de una montaña.

ESB
Escalera emblemática del pueblo.

Por este sector estacionan algunas de las escaleras que atienden las veredas. Hay una marca International, modelo 47 tal vez, tan hermosa y bien conservada, que es como el emblema del municipio.

Cerca al mercado, hay algunos bares que compiten por el mayor volumen de la música. Casi todos los negocios de este sector, incluida la distribuidora: Frutas de Mi Tierra, tienen una ventana atrás con hermosa vista sobre la carretera panamericana.  De verdad que este sí es un pueblo con los más bellos balcones.

Me tomo un tinto en el Salón Añoranza, el más concurrido y el mismo que ofrece dos ambientes separados por una barrera de cajas de cerveza.  La decoración de este negocio es bien surtida: fotos del Pueblito Paisa y el Bolívar desnudo de Pereira están adelante. Luego en la parte más privada se mezclan el Salmo 91 con la leyenda: ‘Cómo hacer de su hijo un delincuente’:

‘Comience desde la infancia a darle todo lo que pida,

así se criará con la idea de que el mundo le debe todo…’.

VT
Vista desde la parte trasera del Bar.

Allí adentro está también el orinal, con un práctico espejo retrovisor que le advierte al que hace aguas menores, cuando hay fila de hombres que necesitan el servicio. Una de las coperas guarda los cigarrillos y la candela entre sus dos ‘torres gemelas’, muy a la vista las segundas  y ‘a la mano’ los primeros.

El Bar Pompano está mejor dotado que El Piñal. Allí la música se programa en computador y el lavadero hace parte de un mesón en acero inoxidable. Fuera de la Oración del Padre Nuestro y la tradicional leyenda en pergamino doblado: ‘Dios bendice este Negocio’, completa la decoración la foto de Natalia Paris y dos panorámicas de los Alpes suizos.

Un campesino orgulloso le enseña a su compadre las bondades de una mula amarilla bonita, acabando de mudar, muy mansita y galopera.

Mula
Llegaron las mulas cargadas.

El prospecto comprueba la juventud del animal mirándole los dientes, mientras que el vendedor demuestra su mansedumbre pasando su brazo por la ingle del animal, al tiempo que levanta uno de sus cuartos traseros.

‘No solo sirve para cargar, sino para arrastrar,

y la doy en $ 250.000’.

El posible comprador me pide concepto a mí, como si tuviera yo autoridad para opinar.

Después de las tres de la tarde aparecieron otras recuas de mulas, con de a seis y ocho cajas cargadas de mangos. Se ven llegar hermosos esos animales de carga, cansados, pero no agotados. Luego de quitarles la pesada carga, los envían al corral en seguida de la plaza, donde pueden calmar la sed y deshacerse de las enjalmas. A su manera, las mulas expresan su satisfacción, sacudiendo la cabeza de largas orejas y ojos brillantes.

Pano
Bella Panorámica desde La Antena.

Hermosos y provocativos esos mangos. En la parte de arriba de las cajas, colocan los frutos más grandes, pintones y brillantes. Poco a poco se acercan los compradores para negociar la cosecha, a diez, doce o quince mil pesos caja.

Eventualmente el  pueblo se llena de neblina que impide ver más allá de dos cuadras; pero con la misma rapidez sale el sol cinco minutos más tarde.

Apenas hube fotografiado algunas escenas campesinas,  reclamé el morral y en la troncal abordé una buseta de Jericó que, por $5.000, me dejó en la estación Envigado.

Germán Vallejo

En este Blog publico relatos de mis viajes por Colombia y Antioquia. Desde el 2004 he realizado viajes, casi siempre solo, con pocos recursos y en transporte público. Estoy convencido que en un día soleado todo se ve más bonito, por lo que prefiero viajarenverano. Bienvenidos.

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